domingo, 12 de noviembre de 2023

etica

1.   ¿QUÉ ES LA ÉTICA?
      Comencemos con esta pregunta. Esta misma pregunta ocupa las primeras páginas de
algunos textos o libros que tengo sobre mi mesa y sobre los que he estado trabajando para redactar
algunos de los contenidos de esta primera unidad. En uno de ellos leo:" Ante la imposibilidad de
descubrir una constante común a todas las concepciones morales -constante que diera pie a
describir monolíticamente el discurso ético, distinguiéndolo de los discursos teológico, político,
estético, jurídico, ontológico, sociológico...-, no nos ha quedado otra salida que ofrecer unas
secuencias históricas que recogieran las principales maneras de entender la peripecia moral del
hombre" ( O. Fullat y C. Gomis, El hombre animal ético, Barcelona, Ed. Vicens-Vives, 1987, pág.8).
En otras palabras, estos autores renuncian a definir qué es la ética y optan por ofrecer un conjunto
de textos que abarcan desde el siglo IX antes de Cristo hasta nuestro siglo XX. De esta forma
esperan que el alumno podrá hacerse cargo de tan grave asunto al margen de todo dogmatismo.
      Nosotros no vamos a seguir este camino. No se asuste. Junto a ese libro, tengo otros
muchos, que proceden de otra manera. Logran responder la pregunta, dándonos alguna "definición"
de Ética, pasando, después, a explicar el contenido de su respuesta. Vamos a proceder de manera
semejante, dejándonos acompañar por lo que ellos nos dicen. Tomo cuatro de esos textos y de ellos
extraigo lo que cada uno da como respuesta a la pregunta. Después, explicaremos,
desarrollaremos, algunos aspectos importantes que están contenidos en las palabras que utilizan en
sus respuestas. Así, creo, que podremos ubicarnos en lo que es el objetivo principal de esta Unidad.
     ¿Qué es la ética?

      1.1. Comencemos por la definición dada por una mujer, Adela Cortina, una verdadera
            apasionada por los temas éticos, en general, y por las aplicaciones de la ética a
            distintos ámbitos de la vida -la política, la educación, la vida...-, en particular. En un
            pequeño y bello libro ella nos dice:


              “La ética es una parte de la filosofía que reflexiona sobre la moral, y por eso
              recibe también el nombre de "filosofía moral". Igual que hay dimensiones de
              la filosofía que tratan sobre la ciencia, ¡a religión, la política, el arte o el
              derecho, también la reflexión filosófica se ocupa de la moralidad y entonces
              recibe el nombre de ética".
                 (A. Cortina, El quehacer ético. Guia para la educación moral, Madrid, Santularia, 1996, pág. 15)




       Esta misma autora, a la que nos hemos de referir en varias oportunidades porque ha tratado
de muchos modos y maneras temas de interés para nuestro curso, nos da otra definición de lo
mismo, coincidente con la primera, pero un poco más amplia o más explicada. Lo hace en otro de
sus libros, más extenso que el citado a continuación:




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           "Entendemos la Ética como aquella parte de la Filosofía que se dedica a la reflexión sobre la
           moral".
           A renglón seguido, explica los diferentes aspectos contenidos en su definición.
           "Como parte de la Filosofía, la Ética es un tipo de saber que intenta construirse racionalmente,
           utilizando para ello el rigor conceptual y los métodos de análisis y explicación propios de la
           Filosofía. Como reflexión sobre las cuestiones morales, la Ética pretende desplegar los
           conceptos y argumentos que permitan comprender la dimensión moral de la persona humana
           en cuanto tal dimensión moral, es decir, sin reduciría a sus componentes psicológicos,
           sociológicos, económicos o de cualquier otro tipo (aunque, por supuesto, la Ética no ignora que
           tales factores condicionan de hecho el mundo moral)" t
           Cree la autora necesario añadir algo más a su explicación:
           "Una vez desplegados los conceptos y argumentos pertinentes, se puede decir que la Ética, la
           Filosofía moral, habrá conseguido dar razón de fenómeno moral, dar cuenta racionalmente de
           la dimensión moral humana, de modo que habremos crecido en saber acerca de nosotros
           mismos, y, por tanto, habremos alcanzado un mayor grado de libertad. En definitiva,
           filosofamos para encontrar sentido a lo que somos y hacemos; y buscamos sentido para
           colmar nuestras ansias de libertad, dado que la falta de sentido la experimentamos como cierto
           tipo de esclavitud".




                                              (A. Cortina y E. Martínez, Ética, Madrid, Ediciones Akal, 1996, pág. 9)


      1.2. Otro autor, Norbert Bilbeny, autor de habla española a pesar de su nombre y apellido,
            en un libro sobre este mismo tema, también en las primeras páginas, y después de
            haber hecho algunas observaciones previas que no vienen al caso, termina diciendo,
            en síntesis que:


           "La ética se propone el estudio de un cierto tipo de acción humana normativa a la que
           llamamos acción moral y el objeto es averiguar la validez de sus preceptos y privilegios”.




                  Este mismo autor se ve obligado a hacer algunas aclaraciones a lo dicho:
           "Sin duda aquí 'normativa' no debe aceptarse en el sentido de meramente reglada o
           reglamentada: de esa clase de acción se ocupan ya, por ejemplo, las ciencias
           jurídicas o la psicología social. La acción normativa que atañe al filósofo moral es
           aquella cuyos principios y preceptos (1) constituyen los únicos móviles de esta acción
           y (2) son libremente obedecidos por el sujeto agente. Pues ésta es la clase de acción
           normativa que merece en exclusiva el calificativo de moral".


                          (N. Bilbeny, Aproximación a la Ética, Barcelona, Ariel, 1992, pág.19).

     Posiblemente, estimado alumno, la definición que acaba de leer le ha podido resultar un poco
más complicada de entender que las que nos dio la Profesora Adela Cortina en los dos textos
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                                                        Zapata, Roberto. (2000). Temas de ética, Material Instruccional de Apoyo. Caracas: UNA




Anteriores. Pero no se preocupe. Está diciendo lo mismo que nuestra apreciada autora, aunque
utiliza algunas expresiones con las que usted todavía no esta familiarizado y que las vamos a
explicar más adelante.

     1.3. Una tercera definición es la de otro autor Augusto Hortal, a quién esto también le
           gusta mucho y que, como a: A. Cortina, hemos de mencionar más de una vez a lo
           largo de estas páginas. Él comienza un libro sobre ética, titulando el cap. 1 de su libro
           con el mismo título que nosotros hemos puesto a esta Unidad: ¿Qué es la Ética?. Y
           en las primeras líneas de ese primer capítulo trata de responder la pregunta con estas
           palabras:

             “La Ética o Filosofía moral es un tipo de saber que se ocupa de reflexionar sobre la
             moralidad, sobre la dimensión moral de la vida humana".


      Para darnos, más adelante, y después de haber hecho algunas aclaraciones sobre el uso
que él dará a las palabras "moral" y "Ética", esta otra definición:

             "La Ética o Filosofía moral es la parte de la Filosofía que trata de decir cómo debemos
             actuar las personas y los grupos, buscando fundamentar racionalmente las normas y
             criterios por los que se deben regirlas personas y los grupos en sus actuaciones".
            (A. Hortal, Ética. I. Los autores y sus circunstancias, Madrid, Universidad de Comillas, 1994, pág. 1 y 10)


     1.4. Y ya para terminar este mosaico de definiciones sobre la ética, una más, que tengo a la
           mano en mi archivo de fotocopias. Es de un autor alemán. Me atrevo a ponerla porque
           pertenece a un artículo con un título bien sugerente para el tema que nos ocupa y que,
           como tantos otros, también está puesto con signos de interrogación: "¿Qué es y qué
           pretende la Ética?". Y lo primero que hace el autor del artículo es "definir el término", es
           decir, definir "¿qué es la ética?". Para él es necesario definir el término, dado que en la
           ética se han dado muchos puntos de vista y ello nos debe llevar a preguntarnos si se
           puede señalar algún elemento común, una definición que abarque todos esos puntos
           de vista. Él nos da una definición-descripción de la ética en estos términos:

             "La ética es el conocimiento de lo bueno en forma teórica. Por esta forma se distingue
             del ethos que se practica de facto. Es un conocimiento práctico, ya que no sólo
             conoce el bien donde se encuentre, sino que, en caso de que no se dé, aconseja
             cómo producirlo por medio de las obras, o cómo evitar que se le pongan obstáculos.
             Este doble plano orientación con la mirada puesta en el bien como algo excelente en -
             sí y con la mirada puesta en algo que es recto o bueno en la práctica- muestra que el
             elemento común a toda ética -el conocimiento práctico del bien- implica directamente
             una diferencia entre el ser del bien y su realización práctica".
                                                               Zapata, Roberto. (2000). Temas de ética, Material Instruccional de Apoyo. Caracas: UNA




En unas líneas más trata de explicar lo que acaba de describir:


                   "Por ser conocimiento práctico del bien, la ética entraña la oposición entre el bien y el
                   mal, al igual que en la esfera del conocimiento teórico se contrapone lo verdadero y lo
                   falso, y juzga las situaciones y las acciones de acuerdo con estos predicados (bueno o
                   malo).
                   La ética, pues, en su generalidad teórica, contiene un saber por el que puede
                   orientarse la reflexión de cada uno al bien y al mal, a acciones buenas o malas. La
                   ética puede, en concreto, caracterizar una obra como hábito bueno -y entonces habla
                   de virtud- o condenar como transgresión del bien una idea ética a pesar de que esté
                   vigente. En cuanto reflexión propia del individuo, la ética suele recibir el nombre de
                   moral".

                        (K. Hartmann, "¿Qué es y qué pretende la ética?", Rev.Concilium, n.223,1989, págs.271-272)


       Bueno es que: terminemos aquí nuestro mosaico de definiciones. Sería igualmente útil para
usted, querido estudiante, que leyera detenidamente todas los textos precedentes y tratara de
señalar aquellos aspectos que se repiten, de una u otra forma, en todas las definiciones.
Simplemente identifíquelos. También sería conveniente que identificara, si las encuentra, las
diferencias entre lo que unos y otros dicen a la hora de decirnos qué es la ética.


1.      Para ayudarle en esta tarea, le proponemos este resumen.


A continuación se elabora un cuadro resumen referente a la ética desde la mirada de algunos
autores como: A. Cortina, N. Bilbeny, A. Hortal y K. Hartman. Ellos describiran en forma de síntesis,
su definición a cerca de la ética, aportándonos palabras claves en cada definición.


                                               ¿Qué es la ética?
                                               La ética es...según
                                                  A. Cortina
      a)Parte de la filosofía que reflexiona sobre la moral
      b)un tipo de saber ,
      c) saber que busca comprender la dimensión moral de la persona humana sin reducirla a
     sus componentes psicológicos, sociológicos, económicos, etc.

     Palabras claves:
     Tipo de saber Moral, Acción moral, Acción humana.


                                               N. Bilbeny
     a) El estudio de un tipo de acción humana normativa, la acción moral
     b) La acción humana normativa no es la acción reglada o reglamentada de la que se ocupan el
     derecho o la psicología social.
     c) La acción normativa de la que se ocupa la filosofía moral (ética) es aquella cuyos preceptos
     y principios son los únicos móviles de esa acción y son libremente obedecidos por la persona que
     actúa.
                                Zapata, Roberto. (2000). Temas de ética, Material Instruccional de Apoyo. Caracas: UNA




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Palabras claves:
Moral Acción moral Acción humana Libertad




                                               A. Hortal
a) Un tipo de saber
b) Se ocupa de la moralidad, como dimensión de la vida humana
c) Se ocupa de cómo debemos actuar las personas y los grupos
 fundamentando racionalmente esas conductas o actuaciones (conforme a normas y
criterios)
Palabras claves:
Tipo de saber Moralidad Acción o conducta humana Normas de conducta


                                                K. Hartmann

a)  El conocimiento de lo bueno
b)   Un saber que orienta
c)   Orienta la reflexión de cada uno al bien y al mal
d)   Orienta las acciones buenas o malas
Palabras claves:
Saber Reflexión sobre el bien y el mal Acciones buenas y malas.
                                                Zapata, Roberto. (2000). Temas de ética, Material Instruccional de Apoyo. Caracas: UNA




Este pequeño ejercicio o resumen, con identificación de las palabras más importantes en las
distintas definiciones, sin duda que le ha podido servir para identificar algunos elementos que le
resultan claros, otros que no entiende del todo y que necesitan más explicación para comprenderlos
bien. Sin duda que usted ha podido preguntarse:
     ¿Es lo mismo ética que moral?
      Algunos de los autores anteriores señalan que es un "tipo de saber", ¿de qué tipo de saber se
trata? ¿Es que hay diversos tipos de saber?
     La ética, ¿es simple teoría o también es práctica? ¿Es simple conocimiento o también es
conductas, comportamientos?
     ¿Qué es una acción humana?
     No tiene porqué tener ya la respuesta a todas esas preguntas. Estamos comenzando el tema
y únicamente hemos querido plantear la pregunta y las respuestas. Ahora, en las páginas que
siguen, vamos a tomar muchas de esas palabras claves que hemos identificado en las definiciones,
vamos a hacernos muchas de las preguntas que usted mismo se ha hecho, y las vamos a ir
respondiendo. Verá usted como al final las cosas le quedarán bastante más claras.
       Para enriquecer estas preguntas que usted mismo se ha hecho, le incluimos un texto que sin
duda le va a gustar y le va a ayudar en sus primeras reflexiones. Moral, ética, lo bueno, lo malo,
son palabras que suelen ir juntas. Las definiciones que hemos estudiado así nos lo han mostrado. El
bien, lo bueno, como nos lo recordaba F. Savater en la introducción a la Unidad, también ha sido
mencionado en alguna de las descripciones. Por eso, para completar este punto, queremos



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                                        Zapata, Roberto. (2000). Temas de ética, Material Instruccional de Apoyo. Caracas: UNA




ofrecerle el texto completo en el cual Fernando Savater hace sus consideraciones sobre “lo bueno y
lo malo”. Hay otros textos que hubiera podido incluir. Pero hemos elegido a este autor porque con su
peculiar estilo coloquial, a lo largo de las páginas 59-69 del libro que ya le mencionamos, nos ayuda
a reflexionar. De esas páginas hemos entresacado algunos párrafos, adaptándolos a nuestro estilo
y lenguaje.

        Ética para Amador. Capítulo 3 “Haz lo que quieras”. Fernando Savater.
                                        Lo bueno y lo malo

        Te recuerdo que las palabras "bueno" y "malo" no sólo se aplican a comportamientos morales,
ni siquiera sólo a personas. Se dice, por ejemplo, que Maradona es un buen futbolista, sin que este
calificativo tenga nada que ver con su tendencia a ayudar al prójimo fuera del estadio o su
propensión a decir siempre la verdad. Es bueno en cuanto futbolista y como futbolista, sin que
entremos a averiguaciones sobre su vida privada. Y también puede decirse que una moto es buena
sin que ello implique que la tomamos por la Santa Teresa de las motos: nos referimos a que
funciona estupendamente y que tiene todas las ventajas que a una moto pueden pedirse. En
cuestión de futbolistas o de motos, lo "bueno", es decir, lo que conviene, está bastante claro. Seguro
que si te pregunto me explicas muy bien cuáles son los requisitos necesarios para que algo merezca
el calificativo de sobresaliente en el terreno de juego o en la carretera. Y digo yo: ¿por qué no
intentamos definir del mismo modo lo que se necesita para ser un hombre bueno? ¿No nos
resolvería eso todos los problemas que nos estamos planteando desde hace ya bastantes páginas?
       No es cosa tan fácil, sin embargo. Respecto a los buenos futbolistas, las buenas motos, los
buenos caballos de carreras, etc. la mayoría de la gente suele estar de acuerdo, pero cuando se
trata de determinar si alguien es bueno o malo en general, como ser humano, las opiniones varían
mucho. Ahí tienes, por ejemplo, el caso de Punta: su mamá en casa la tiene por el máximo de la
bondad, porque es obediente y modosita, pero en clase todo el mundo la detesta porque es
chismosa y cizañera. Seguro que para sus superiores, el oficial nazi que gaseaba a los judíos en
Auschwitz era bueno y como es debido, pero los judíos debían tener sobre él una opinión diferente.
A veces llamar a alguien "bueno" no indica nada bueno: hasta el punto de que suelen decirse cosas
como "Fulano es muy bueno, ¡el pobre!". El poeta español Antonio Machado era consciente de esta
ambigüedad y en su autobiografía poética escribió: "Soy en el buen sentido de la palabra bueno..."
Se refería a que, en muchos casos, llamarle a uno "bueno" no indica más que docilidad, tendencia a
no llevar la contraria y a no causar problemas, prestarse a cambiar discos mientras los demás
bailan, cosas así.
       Para unos, ser bueno significa ser resignado y paciente, pero otros llamarán bueno a la
persona emprendedora, original, que no se acobarda a la hora de decir lo que piensa aunque pueda
molestar a alguien. En países como Sudáfrica, por ejemplo, unos tendrán por bueno al negro que no
da la lata y se conforma con el apartheid, mientras que otros no llamarán así más que al que sigue a
Nelson Mándela. ¿Y sabes por qué no resulta sencillo decir cuándo un ser humano es "bueno" y
cuándo no lo es? Porque no sabemos para qué sirven los seres humanos. Un futbolista sirve para
jugar al fútbol de tal modo que ayude a ganar a su equipo y meta goles al contrario; una moto sirve
para trasladarnos de modo veloz, estable, resistente... Sabemos cuándo un especialista en algo o
cuándo un instrumento funciona como es debido porque tenemos idea del servicio que deben
prestar, de lo que se espera de ellos. Pero si tomamos al ser humano en general la cosa se



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                                               Zapata, Roberto. (2000). Temas de ética, Material Instruccional de Apoyo. Caracas: UNA




complica: a los humanos se nos reclama a veces resignación y a veces rebeldía, a veces iniciativa y
a veces obediencia, a veces generosidad y a veces previsión del futuro, etc. No es fácil ni siquiera
determinar una virtud cualquiera: que un futbolista meta un gol en la portería contraria sin cometer
falta siempre es bueno, pero decir la verdad puede no serlo. ¿Llamarías "bueno" a quien dice por
crueldad al moribundo que va a morir o a quien delata dónde se esconde la víctima al asesino que
quiere matarla? Los oficios y los instrumentos responden a normas de utilidad bastante claras,
establecidas desde afuera: se las cumple, bien; si no, mal y se acabó. No se pide otra cosa. Nadie
exige a un futbolista -para ser buen futbolista, no buen ser humano- que sea caritativo o viceversa;
nadie le pide a una moto, para ser buena moto, que sirva para clavar clavos. Pero cuando se
considera a los humanos en general la cosa no está tan clara, porque no hay un único reglamento
para ser buen humano ni el hombre es instrumento para conseguir nada.
      Se puede ser buen hombre (y buena mujer, claro) de muchas maneras y las opiniones que
juzgan los comportamientos suelen variar según las circunstancias. Por eso decimos a veces que
Fulano o Menganita son buenos "a su modo". Admitimos así que hay muchas formas de serlo y que
la cuestión depende del ámbito en que se mueve cada cual. De modo que ya ves que desde fuera
no es fácil determinar quién es bueno y quién malo, quien hace lo conveniente y quien no. Habría
que estudiar no sólo todas las circunstancias de cada caso, sino hasta las intenciones que mueven
a cada uno. Porque pudiera pasar que alguien hubiese pretendido hacer algo malo y le saliera un
resultado aparentemente bueno, por carambola. Y al que hace lo bueno y conveniente por chiripa
no lo llamaríamos "bueno", ¿verdad? También al revés: con la mejor voluntad del mundo alguien
podría provocar un desastre y ser tenido por monstruo sin culpa suya. Me parece que por este
camino sacaremos poco en limpio, lo siento.
      Pero si ya hemos dicho que ni órdenes, ni costumbres, ni caprichos bastan para guiarnos en
esto de la ética y ahora resulta que no hay un claro reglamento que enseñe a ser hombre y a
funcionar siempre como tal, ¿cómo nos las arreglaremos? Voy a contestarte algo que de seguro te
sorprende y quizás hasta te escandalice.
       Un divertidísimo escritor francés del siglo XVI, Francois Rabelais, contó en una de las
primeras novelas europeas las aventuras del gigante Gargatúa y su hijo Pantagruel. Muchas cosas
podría contarte de este libro, pero prefiero que antes o después te decidas a leerlo por ti mismo.
Sólo te diré que en una ocasión Gargatúa decide fundar una orden más o menos religiosa e
instalarla en una abadía, la abadía de Theleme, sobre cuya puerta está escrito este único precepto:
"Haz lo que quieras". Y todos los habitantes de esta santa casa no hacen precisamente más que
eso, lo que quieren. ¿Qué te parecería si ahora te digo que a la puerta de la ética bien entendida no
está escrita más que esa misma consigna: haz lo que quieras? A lo mejor te indignas conmigo:
¡vaya, pues sí que es moral la conclusión a la que hemos llegado!, ¡la que se armaría si todo el
mundo hiciese sin más ni más lo que quisiera!, ¿para eso hemos perdido tanto tiempo y nos hemos
comido tanto el coco?
      (...)¿Qué pretendo decirte poniendo un "haz lo que quieras" como lema fundamental de esa
ética hacia la que vamos tanteando? Pues sencillamente (aunque luego resultará que no es tan
sencillo, me temo) que hay que dejarse de órdenes y costumbres, de premios y castigos, en una
palabra de cuanto quiere dirigirte desde afuera, y que tienes que plantearte todo este asunto desde
ti mismo, desde el fuero interno de tu voluntad. No le preguntes a nadie qué es lo debes hacer con



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                                                        Zapata, Roberto. (2000). Temas de ética, Material Instruccional de Apoyo. Caracas: UNA




tu vida: pregúntatelo a ti mismo. Si deseas saber en qué puedes emplear mejor tu libertad, no la
pierdas poniéndote ya desde el principio al servicio de otro o de otros, por buenos, sabios y
respetables que sean: interroga sobre el uso de tu libertad... a la libertad misma"
       Y ahora, después de haber leído el texto, trate de responder tres preguntas:

1.     ¿Por qué no es fácil decir cuando un ser humano es bueno o no lo es?
2.     ¿Por qué no sucede así con las cosas, con los objetos?
3.     ¿Cuál puede ser el criterio orientador que le ayude a decir, en su caso, que algo es bueno?
       Si nos guiamos por lo que el autor del texto nos ha dicho, en tus respuestas deberían estar
incluidos algunos de estos aspectos:
 En el siguiente cuadro se desarrollarán las 3 interrogantes antes mencionadas, generando posibles
respuestas en cada una de ellas, pero tomando en cuenta el texto del autor; Fernando Savater.

1. ¿Por qué no es fácil decir cuándo un ser humano es bueno o no lo es?

a) Porque no sabemos para que sirven los seres humanos.
b) Porque se puede ser buen hombre o buena mujer de muchas maneras.
c) Porque las opiniones que juzgan los comportamientos suelen variar según las circunstancias.
d) Porque desde afuera no es fácil determinar quién es bueno y quién malo, quién hace lo que conviene y quién
no.
e) Porque para poder decirlo habría que estudiar no sólo todas las circunstancias de cada caso, sino hasta
las intenciones que mueven a cada uno.
2. ¿Por qué no sucede así con las cosas, con los objetos? En otras palabras, ¿ por qué es fácil decir que un
carro es bueno, que un pelotero es bueno, que un especialista en determinado campo es bueno?
a) En términos generales, cuando sirve para lo que se lo usa o quiere.
b) Cuando satisface lo que yo espero o se espera de él, me soluciona un determinado problema...


3. ¿Cuál puede ser el criterio orientador que te ayude a decir, en tu caso, que algo es bueno?
 El autor del texto al final nos da unas pistas, con la expresión "haz lo que quieras". Es decir:

a) Que no debemos dejarnos conducir desde fuera (por órdenes, costumbre, castigos, premios)
b) Que debemos plantearnos las cosas desde nosotros mismos, desde "el fuero interno de tu voluntad"
c) "Si deseas saber en qué puedes emplear mejor tu libertad... interroga sobre el uso de tu libertad... a la libertad
misma".
d) La definición de ética que nos daba N. Bilbeny está en la misma línea: el convencimiento personal interno
y la libertad con que procedo.




       Sigamos, ahora, desarrollando y explicando algunos de los elementos más reiterados en las
definiciones de ética que acabamos de estudiar. Hay varios aspectos que es bueno entender.
Vamos a comenzar con el más sencillo.




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                                                 Zapata, Roberto. (2000). Temas de ética, Material Instruccional de Apoyo. Caracas: UNA




2. "ÉTICA" Y "MORAL"
   ACLARACIONES ETIMOLÓGICAS E IMPLICACIONES TEÓRICAS
       La primera constatación que hacíamos después de haber revisado distintas definiciones de
ética y después de haber identificado algunas palabras clave contenidas en esas definiciones, era la
referida al uso de las palabras "moral" y "ética". Y nos preguntábamos: ¿es lo mismo hablar de ética
que de moral?, ¿la palabra ética significa lo mismo que la palabra moral? Esto es lo que vamos a
aclarar ahora.
     Si usted tuviera la oportunidad de revisar distintos libros sobre ética, y sobre todo aquellos
que tratan de servir de manual para estudiantes de diferentes niveles, podría constatar que en
todos, sin excepción, hay un pequeño apartado, más o menos extenso, destinado a aclarar este
aspecto. Podemos consultar los libros citados en el punto anterior y todos lo tienen. Ello no es
casual. La aclaratoria viene al caso y eso es lo que vamos a tratar de desarrollar ahora:

        ¿Existe alguna diferencia entre el significado de estas dos palabras, ética y moral?
                    ¿Significan lo mismo o se refieren a aspectos diferentes?
      Lo primero que podríamos preguntamos es si hoy es lo mismo decir "ética" que "moral". Y
tendríamos que decir que en un sentido corriente, popular, sí. Incluso, tendríamos que señalar que
el uso de los términos "moral" y "ética", como sinónimos, está tan extendido entre nosotros que casi
no vale la pena intentar impugnarlo, aunque es importante que seamos conscientes de que tal uso,
en la mayoría de los contextos, se refiere a lo que llamamos "moral", en referencia a algún código
moral concreto. Pero en un plano más exacto, académico, intelectual, esta sinonimia no sería del
todo correcta.
      En el ámbito académico filosófico, y lo podemos derivar, en parte, de las definiciones que ya
conocemos, el término "ética" se utiliza para referirnos a la Filosofía moral (recuerde el comienzo de
las definiciones anteriores, las dadas por A. Cortina, sobre todo, pero también indirectamente en las
otras), mientras que se usa el término "moral" cuando nos referimos a los distintos códigos morales
concretos.
     Esta distinción es útil, puesto que se trata de dos niveles de reflexión diferentes, dos niveles
de pensamiento y lenguaje acerca de la acción moral. Por lo tanto:

     Llamamos "moral" a ese conjunto de principios, normas y valores que cada generación
     transmite a la siguiente en la confianza de que se trata de un buen legado de orientaciones
     sobre el modo de comportarse para llevar una vida buena y justa. Lo que debemos hacer.


                               Llamamos "ética" a esa disciplina filosófica!


     2.1. La palabra "ética" proviene del griego. Fue Aristóteles quien acuñó el término "ética". Es
           el nominativo plural neutro sustantivado del adjetivo ethikos. Este adjetivo, a su vez,
           proviene del sustantivo ethos, que significa carácter, forma de ser (originariamente:
           morada, lugar donde habitan los hombres o pacen los animales). Etimológicamente,



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                                               Zapata, Roberto. (2000). Temas de ética, Material Instruccional de Apoyo. Caracas: UNA




             morada, lugar donde habitan los hombres o pacen los animales). Etimológicamente,
             pues, la ethica significaría: las cosas referentes al carácter. El ethos puede ser tanto
             individual como social y se pone de manifiesto en la manera habitual de actuar de un
             individuo o de un grupo.
      Aristóteles distinguía entre virtudes dianoéticas o de la inteligencia y virtudes éticas o del
carácter. Las primeras se originan y crecen mediante la enseñanza. Las segundas son el resultado
del acostumbrarse. "Costumbre" en griego se dice éthos (con épsilon o é breve). Aristóteles
afirmaba que el carácter (ethos) procede de la costumbre {éthos).
       La palabra "moral" se usa hoy indistintamente como adjetivo y como sustantivo (más adelante
nos vamos a detener en este punto). Originariamente era el adjetivo {moralis) del sustantivo latino
"mos, morís". Ethos significa, ante todo, el modo de ser de un individuo o grupo, y está
estrechamente relacionado con la costumbre, con el modo habitual de comportarse. Así podemos
hablar del "ethos del venezolano". Con "mos" ocurre al revés, primariamente significa costumbre, y
llega a significar carácter o modo de ser, a partir de la necesidad de traducir al latín el vocablo
griego "ethos".
       Después de estas aclaraciones terminológicas, tendríamos que decir que: la verdad es que las
palabras "ética" y "moral", en sus respectivos orígenes griegos {ethos) y latino (mos), significan
prácticamente lo mismo: carácter, costumbre.

      En nuestro lenguaje ordinario "ética" y "moraf se usan con frecuencia como sinónimos
      intercambiables. Ambas expresiones se refieren, a fin de cuentas, a un tipo de saber que nos
      orienta para forjarnos un carácter que no permita afrontar la vida con altura humana, que nos
      permita ser justos y felices.

      Porque se puede ser un político muy hábil, un empresario muy sagaz, un profesional con
mucha experiencia, un triunfador en la vida...y, a la vez, una persona humanamente impresentable.
De ahí que ética y moral nos ayuden a labrarnos un buen carácter para ser humanamente íntegros.
      2.2. Sin embargo y para los más quisquillosos, queremos hacer una última observación. Es
             verdad que la etimología de ambos términos, de ambas palabras, es similar y por eso
             está sobradamente justificado que en el lenguaje cotidiano se tomen como sinónimos.
             Pero como en filosofía es necesario establecer la distinción entre estos dos niveles de
             reflexión y lenguaje -el de la forja del carácter en la vida cotidiana y el de la dimensión
             de la filosofía que reflexiona sobre la forja del carácter-, empleamos para el primer
             nivel la palabra "moral" y la palabra "ética" para el segundo nivel.

      Y justamente por moverse en dos niveles de reflexión distintos -el cotidiano y el filosófico-, a
      la moral se la ha llamado "moral vivida"(la forja del carácter en la vida cotidiana) y a la ética
      "moral pensada" (la reflexión filosófica que reflexiona sobre la forja del carácter).

      La moral es cosa de la vida y por eso se expresa en el lenguaje de la vida cotidiana; la ética es
      reflexión filosófica sobre la moral (filosofía moral) y, utiliza, por tanto, métodos filosóficos,
      lenguaje filosófico.




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                                                     Zapata, Roberto. (2000). Temas de ética, Material Instruccional de Apoyo. Caracas: UNA




     Podemos entonces concluir que "Ética" y "Moral", en sentido preciso, no son palabras
sinónimas, aunque si coincidentes al tratar una misma problemática. Por eso, puede decirse (V.
Rodríguez et al., Ética, México, Addison Wesley Longmanm 1998,p. 219) que:

     “La moral se refiere a la conducta del hombre que obedece a unos criterios valorativos acerca
     del bien y del mal, mientras que la ética estudia la reflexión acerca de tales criterios, así como
     de todo lo referente a la moralidad”.

     Y ya que hasta este momento hemos hablado de "moral" y de "ética", puede ser necesario y
conveniente que nos detengamos a examinar otros dos aspectos que han quedado pendientes en lo
que hemos venido analizando: nos referimos, por un lado, a los diferentes significados que las
palabras ética y moral tienen en nuestro lenguaje común y al "saber ético" y su diferencia con otros
saberes, por el otro.

3. LA PALABRA "MORAL": USOS Y SIGNIFICADOS
     Llegados a este punto, y después de haber venido usando la palabra moral, primero como
etimología, después como diferente a ética, pero también como sinónimo, bueno será que
resumamos sus usos y significados para que, a la vez que identificamos su complejidad y
especificidad, también desechemos aquellos usos que no son propios.
       Si usted se detiene por un momento a pensar sobre esta palabra, "moral", no le será difícil
descubrir que hoy en día se utiliza de muy distintas maneras, según sean los contextos de que se
trate. Los diferentes usos que se dan a esa palabra pueden dar lugar a muchos malentendidos y es
precisamente eso, los malentendidos, lo que deseamos evitar examinando los usos más frecuentes
y estableciendo las diferencias que nos parecen necesarias. Partimos de una constatación muy
evidente: la palabra moral la utilizamos unas veces como sustantivo y otras como adjetivo, y en
ambos casos se dan significaciones distintas, según los contextos.

3.1. El sustantivo "moral"
a) No es raro que oigamos decir: "La moral de los venezolanos es...". Si observamos la frase,
estamos usando "la moral" como sustantivo y con el artículo determinado, para referirnos a un
conjunto de principios, patrones de conducta, valores o formas de vida que, en su conjunto,
conforman un sistema más o menos coherente, propio de un grupo humano concreto y en una
determinada época histórica. En este uso del término, la moral es un sistema de contenidos que
refleja una determinada forma de vida. Este modo de vida de los venezolanos no necesariamente
coincide con las convicciones y hábitos de todos y cada uno de los venezolanos, tomados
aisladamente. Cuando decimos que los venezolanos, a comienzos de este siglo, eran personas
trabajadoras, austeras y respetuosas, no significa que entre ellos no hubiera algunos que no
merecieran tales calificativos morales y, sin embargo, podemos mantener esa descripción general,
como una manera de expresar su modo de ser y de vivir que contrasta con lo que, en épocas más
recientes, se ha venido diciendo de nosotros mismos. La moral, en este caso, es un determinado
modelo ideal de buena conducta socialmente establecido, y como tal ha podido ser estudiado por la
Sociología, la Historia y demás ciencias sociales.



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                                                          Zapata, Roberto. (2000). Temas de ética, Material Instruccional de Apoyo. Caracas: UNA




b)      Es posible que usted, al igual que yo, haya escuchado expresiones como estas: "Fulano de
tal tiene una moral muy estricta" o "Mengano es un tipo sin moral". Aquí también el término "moral"
se usa como sustantivo y lo usamos para hacer referencia al código de conducta personal de
alguien. En estos casos hablamos del código moral que guía la conducta, los actos de una persona
concreta. Se trata de un conjunto de convicciones y pautas de conducta que suelen conformar un
sistema más o menos coherente y que sirve de base para los juicios morales que cada cual hace de
los demás y sobre sí mismo. Es probable que la mayor parte de los contenidos morales del código
moral personal coincida con los contenidos del código moral social. Pero no siempre sucede así. La
historia está llena de grandes hombres que, en cierta medida, fueron rebeldes al código moral
vigente en su mundo social. Sócrates, Jesucristo, Gandhi, Bolívar, serían algunos ejemplos.
       Una pequeña observación: tanto la moral socíalmente establecida como la moral personal son
realidades que corresponden a lo que antes llamábamos "la moral vivida", moral de la vida.
c)     Otras veces podemos encontrarnos con la palabra "Moral", como sustantivo y escrita con
mayúscula. En esos casos pareciera que nos estamos refiriendo a eso que el Diccionario de la
Lengua Española define como "ciencia que trata del bien en general, y de las acciones humanas en
orden a su bondad o malicia". Usted se podrá preguntar si esa supuesta "ciencia del bien en
general" existe. Y su pregunta es pertinente. Porque más que una "ciencia del bien en general" lo
que existe es una variedad de doctrinas morales -"moral católica", "moral protestante", "moral
comunista", etc. - y una disciplina filosófica, la Filosofía moral o Ética que, a su vez, lo que contiene
es una variedad de teorías éticas diferentes, e incluso contrapuestas entre sí: "ética aristotélica",
"ética kantiana", "ética scheleriana", o las distintas clasificaciones éticas que no son sino otras tantas
formas de entender el fenómeno de la moralidad -éticas descriptivas y normativas, de móviles y de
fines, deontológicas y teleológicas, etc.-.
        Aquí también queremos hacer dos observaciones. La primera, que tanto las doctrinas morales
como las diferentes teorías éticas son modos de expresar lo que antes llamamos "moral pensada"
(la moral de la reflexión filosófica), como algo diferentes a los códigos morales personales y sociales
asumidos por las personas que constituyen lo que llamamos la "moral vivida". La segunda, que las
doctrinas morales -moral católica, moral protestante, etc.- y las teorías éticas -"ética aristotélica",
"ética kantiana", etc.- presentan una diferencia: mientras las primeras tratan de sistematizar un
conjunto de principios, normas, preceptos y valores, las segundas constituyen un intento de dar
razón de un hecho, el hecho de que los seres humanos se rigen por códigos morales, el hecho de
que hay moral. Esta distinción no impide que a la hora de elaborar una determinada doctrina moral
se utilicen elementos tomados de las teorías éticas y viceversa.
d)     Quiero referirme a otro uso de la palabra "moral" como sustantivo y que nos parece muy útil e
importante para comprender la vida moral. En una encuesta reciente llevada a cabo en nuestro país,
la mayoría de los entrevistados afirman que "los venezolanos tenemos la moral baja o muy baja"
(88%). Es decir, que si nos hiciéramos la pregunta que se formulaba Aristóteles -"¿vivimos en una
sociedad que practica virtudes morales que le permitirán lograr una vida feliz, tanto individual como
colectivamente"?-, la respuesta, a la luz de esos resultados, tendría que ser negativa. O si nos
hiciéramos la pregunta que la Modernidad se ha venido haciendo -"¿hay en la sociedad venezolana
una serie de valores morales básicos que rigen la vida de sus ciudadanos para que sea posible una
convivencia justa, en paz y en libertad?"- a respuesta debería ser igualmente negativa. Si, además,
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                                                         Zapata, Roberto. (2000). Temas de ética, Material Instruccional de Apoyo. Caracas: UNA




-siempre a la luz de los datos arrojados por la referida encuesta- inversos sectores concretos e
importantes de nuestra sociedad- los trabajadores, los maestros, los políticos, la familia, etc. -son
vistos con un nivel ético igualmente bajo-, deberíamos concluir que nuestra sociedad venezolana
"tiene la moral muy baja". Aquí la "moral" sería sinónimo de carecer de fuerzas; coraje suficiente
para hacer frente a los retos que nos planeta el país. En este sentido, el país está sin moral. Este
significado de la "moral" no es sólo un saber, ni un deber, sino sobre todo una actitud y un carácter,
una disposición de la persona entera que abarca lo cognitivo y lo emotivo, las creencias y los
sentimientos, la razón y la pasión, en definitiva, una disposición de ánimo (individual y comunitaria)
que surge del carácter que se haya forjado previamente.
      De alguna manera, es lo que se expresa en el siguiente texto:

      "Me irrita este vocablo 'moral'. Me irrita porque en su uso y abuso tradicionales se entiende por
      moral no sé qué añadido de ornamento puesto a la vida y ser de un hombre o de un pueblo.
      Por eso yo prefiero que el lector lo entienda por lo que significa, no en la contraposición moral-
      inmoral, sino en el sentido que adquiere cuando de alguien se dice que está desmoralizado.
      Entonces se advierte que la moral no es una performance suplementaria y lujosa que el
      hombre añade a su ser para obtener un premio, sino que es el ser mismo del hombre cuando
      está en su propio quicio y vital eficacia. Un hombre desmoralizado es simplemente un hombre
      que no está en posesión de sí mismo, que está fuera de su radical autenticidad y por ello no
      vive la vida, y por ello no crea, no fecunda, ni hinche su destino".
          Texto de J. Ortega y Gasset citado por J. L. Aranguren en Ética, Madrid, Alianza, 1981,pág. 53.

e) Finalmente, hay otra posibilidad de usar el término "moral", como sustantivo en género
neutro: "lo moral". En este caso, parece que nos estamos refiriendo a una dimensión de la vida
humana, a la dimensión moral, es decir, esa faceta compartida por todos y que consiste en la
necesidad inevitable de tomar decisiones y llevar a cabo acciones de las que tenemos que
responder ante nosotros mismos y ante los demás, necesidad que nos impulsa a buscar
orientaciones en los valores, principios y preceptos que constituyen la moral en el sentido que
hemos expuesto anteriormente, en los significados a) y b). Seguidamente
     Podemos sintetizar lo que hemos dicho en este cuadro sinóptico acerca de la palabra
     “Moral” como sustantivo, tomando en cuenta los ejemplos leídos en los apartados a, b,
     c, d y e.


                                     "MORAL" COMO SUSTANTIVO
a) Modelo de conducta socialmente establecido en una sociedad concreta ("la moral vigente")
b) Conjunto de convicciones morales personales ("Fulano de tal tiene una moral muy estricta")
c) Tratados sistemáticos sobre las cuestiones morales ("Moral")
   C .1. Doctrinas morales concretas ("moral católica", "moral protestante, etc.)
   C. 2. Teorías éticas y/o sistemas morales.

d) Disposición de ánimo producida por el carácter y actitudes adquiridos por una persona o grupo ("tener la moral
   alta")

e) Dimensión de la vida humana por la cual nos vemos obligados a tomar decisiones y a dar razón de ellas
  ("lo moral").




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                                          Zapata, Roberto. (2000). Temas de ética, Material Instruccional de Apoyo. Caracas: UNA




3.2. "Moral" como adjetivo

       En las páginas que ya usted ha venido leyendo y estudiando se ha encontrado con una serie
de expresiones en las que el término "moral" aparece como adjetivo: "filosofía moral", "código moral",
"principios morales", "doctrinas morales", y otras. Es verdad que muchas de las expresiones en las
que aparece este adjetivo tienen relación con la ética, pero no siempre es así. Pensemos por
ejemplo en una expresión muy común: "Tengo certeza moral de que fulano hizo tal cosa". Con ello
lo que deseamos decir es que creemos firmemente en ello, aunque no tengamos las pruebas
objetivas que lo pueden confirmar o desmentir. Este uso del adjetivo "moral" es ajeno a la moralidad
y tendríamos que ubicarlo más bien en el terreno psicológico. Sin embargo, en las demás
expresiones citadas y en otras más que podríamos mencionar -"valor moral", "virtudes morales",
etc.- hay una referencia constante a esa dimensión de la vida humana que es la "moralidad".

      ¿En qué consiste exactamente esa dimensión humana? ¿Qué rasgos diferencian lo moral de
otros saberes o ciencias humanas, la Psicología, la Sociología, etc.? Aunque a esta diferencia
haremos referencia explícita un poco más adelante, creemos importante señalar dos significados
muy distintos que puede adoptar el término "moral", usado como adjetivo:

a)     "Moral" como opuesto a "inmoral". Es frecuente que usted y yo hayamos dicho más de una
vez: "el comportamiento que tuvo X fue inmoral, mientras que la manera como se comportó Y fue
realmente moral". Es evidente que al hacer uso del término "moral" lo estamos haciendo como
término valorativo porque con él lo que estamos haciendo o diciendo es que una determinada
conducta es aprobada o reprobada; aquí estamos utilizando "moral" e "inmoral" como sinónimos de
moralmente "correcto" o "incorrecto". Es indudable que esta manera de usar el término supone, en
general y en nosotros, la existencia de algún código moral que sirve de referencia para emitir el
correspondiente juicio moral. Así, por ejemplo, podemos emitir el juicio "la venganza es inmoral" y
comprender que semejante juicio presupone la adopción de algún código moral concreto para el que
ésta afirmación es válida, mientras que otros códigos morales no aceptarían la validez de este juicio.

b)     "Moral" como opuesto a "amoral". ¿Hay algunas conductas que podemos decir que son
"amorales"? En realidad, diríamos que son conductas amorales aquellas que no tienen ninguna
relación con la moralidad, puesto que se supone que quien las hace no es responsable de sus
actos. Como tales podríamos calificar las conductas de los animales. Pero hablar de conductas
amorales del hombre, del ser humano que ha alcanzado un desarrollo completo y a quien podemos
considerar "dueño de sus actos", no parece apropiado. Por tanto, referidos al hombre, los términos
"moral" y "amoral", no evalúan, sino que describen una situación y expresan que una conducta es o
no es susceptible de clasificación moral porque reúne o no reúne los requisitos indispensables para
ser puesta en relación con las orientaciones morales (normas, valores, etc.).

      Ésta, si recuerda la definición, parece ser una de las tareas de la ética: dilucidar cuáles son
concretamente esos requisitos o criterios que regulan el uso descriptivo del término moralidad.




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                                      Zapata, Roberto. (2000). Temas de ética, Material Instruccional de Apoyo. Caracas: UNA




En el siguiente cuadro podemos admitir las 2 formas de utilizar el término “moral” como adjetivo, en los
ejemplos a y b que a continuación se desarrollan.
                                                  Zapata, Roberto. (2000). Temas de ética, Material Instruccional de Apoyo. Caracas: UNA




                                   "Moral" como adjetivo
   a) "moral" lo estamos utilizando como término valorativo, para expresar que una conducta es
   aprobada o reprobada. "Moral" e "inmoral" son sinónimos de "moralmente correcto" o "incorrecto" ("el
   comportamiento que tuvo fulano de tal fue inmoral")

   b) "moral" como opuesto a "amoral": estos términos no evalúan, sino que describen una situación y
   expresan que una conducta es o no es susceptible de clasificación moral porque reúne o no los
   requisitos indispensables para ser puesta en relación con las orientaciones morales.



     Y para terminar, citemos de nuevo a nuestro amigo Savater, que abunda en lo que ya hemos
dicho en este punto, en las páginas 58-59 del libro citado:




     "La palabra "moral" etimológicamente tiene que ver con las costumbres, pues eso precisamente
     es lo que significa la voz latina mores, y también con las órdenes, pues la mayoría de los
     preceptos morales suenan así como "debes hacer tal cosa" o "ni se te ocurra hacer tal otra".
     Sin embargo, hay costumbres y órdenes que pueden ser malas, o sea, "inmorales", por muy
     ordenadas y acostumbradas que se nos presenten. Si queremos profundizar en la moral de
     verdad, si queremos aprender en serio cómo emplear bien la libertad que tenemos (y en este
     aprendizaje consiste la "moral" o "ética" de la que estamos hablando aquí), más vale dejarse de
     órdenes, costumbres y caprichos. Lo primero que hay que dejar claro es que la ética de un
     hombre libre nada tiene que ver con los castigos ni los premios repartidos por la autoridad que
     sea, autoridad-humano o divina, para el caso es igual. El que no hace más que huir del castigo
     y buscar la recompensa que dispensan otros, según normas establecidas por ellos, no es
     mejor que un pobre esclavo. A un niño quizá le basten el palo y la zanahoria como guías de su
     conducta, pero para alguien crecidito es más bien triste seguir con esa mentalidad. Hay que
     orientarse de otro modo. Por cierto, una aclaración terminológica. Aunque yo voy a utilizar las
     palabras "moral" y "ética" como equivalentes, desde un punto de vista técnico no tienen
     idéntico significado. "Moral" es el conjunto de comportamientos que tú, yo, y algunos de
     quienes nos rodean, solemos aceptar como válidos; "ética" es la reflexión sobre por qué los
     consideramos válidos y la comparación con otras "morales" que tienen personas diferentes."



4. LA ÉTICA Y LOS DISTINTOS SABERES
      Muy bien; Dijimos antes, o mejor, en algunas de las definiciones estudiadas se decía que "la
ética es un tipo de saber...". Si, es un tipo de saber es porque hay varios saberes. Y es verdad. Lo
vamos a ver enseguida.




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                                                             Zapata, Roberto. (2000). Temas de ética, Material Instruccional de Apoyo. Caracas: UNA




      Una forma de caracterizar los saberes y las ciencias es definirlos por su objeto de estudio. El
objeto que estudia la ética es la vida moral: lo que los hombres hacen o dejan de hacer para vivir
humanamente.
       Hay, sin embargo, otros saberes que también estudian la conducta humana: la Etología o
ciencia del comportamiento, la Psicología, la Sociología, la Antropología, etc. Entonces, si la ética es
un tipo de saber:
      ¿Qué tipo de saber es? ¿En qué se diferencia de otros saberes?
      Veamos esto, paso por pasos.
      4.1. Dos ciencias o saberes pueden muy bien tener un mismo objeto de estudio (objeto
            material). Por ejemplo, la psicología (o la sociología, la antropología) y la ética estudian
            la conducta humana. Y, sin embargo, las dos constituyen saberes distintos, si cada una
            enfoca su objeto (la conducta del hombre) bajo un determinado aspecto (objeto formal).
            Por lo tanto es importante saber cuál es el objeto material y el objeto formal de las
            distintas ciencias y saberes.
       Si, como acabamos de ver, el objeto material de la ética no se diferencia del de otras ciencias
(la psicología o la antropología), la diferencia parece que estará en su objeto formal. Y ¿cuál es el
objeto formal de la Ética, la perspectiva desde la que enfoca el estudio de la conducta humana?

       El objeto material de la ética es la conducta humana.
      El objeto formal de la ética o enfoque de la ética no es tanto decir cómo son de hecho esas
      Conductas, sino cómo deben ser, cómo es bueno que sean en orden a vivir humanamente. Por
      eso la Ética no es ciencia empírica, sino saber filosófico; no es puro saber teórico, sino saber
      teórico-práctico.

       Saber Historia, Química o Derecho Comparado son saberes teóricos. Saber manejar, cocinar
o poner inyecciones son saberes prácticos. La Medicina es un ejemplo de saber teórico-práctico. La
Ética es, por una parte, saber teórico sobre el obrar humano, pero por otra, ese saber teórico está
esencialmente orientado a guiar ese obrar humano, las conductas concretas. Aristóteles decía de la
ética algo que expresa muy bien lo que estamos diciendo: en ética no reflexionamos para saber qué
es la virtud, sino para hacernos virtuosos.
      Vamos a aclarar un poco más esto del saber teórico-práctico. Y lo vamos a hacer aclarando
algunas afirmaciones:
      4.2. La primera afirmación que haríamos sería la siguiente:

                       La Ética es un saber teórico; no es un puro practicismo moral.

      ¿Qué quiere decir esto? Cuando asistimos, por ejemplo, a una conferencia de ética, o al
estudiar usted estas unidades del Curso de Ética, no lo hacemos para llevar a cabo sesiones de
gimnasia moral. Buscamos, ante todo, esclarecer, sistematizar y fundamentar los conocimientos
acerca de la moral, de lo que hacen los hombres, usted y yo, para vivir humanamente.



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                                                    Zapata, Roberto. (2000). Temas de ética, Material Instruccional de Apoyo. Caracas: UNA




     4.3. Además, para completar esto que acabamos de decir, debemos añadir otra afirmación:

     Este esclarecimiento, sistematización o fundamentación, no se buscan por el simple placer o
     gusto intelectual, sino como una contribución orientadora de la praxis moral, de la vida moral.
      En otras palabras, lo que queremos decir es que el conocimiento ético tiene una relación
intrínseca y vinculante con la praxis moral. Si aceptamos, por ejemplo, que la libertad es condición
de posibilidad de la vida moral, es decir, que sin libertad no es posible que haya vida moral, no
podemos pretender que alguien se comporte moralmente y, al mismo tiempo, privarle de la libertad
para hacerte. Mejor dicho, se puede (y de hecho, ¡cuántas veces no lo hacemos!), pero no es
teórica o intelectualmente coherente ni moralmente honrado que lo hagamos a sabiendas. Los
conocimientos éticos tienen consecuencias no sólo sobre nuestra vida intelectual, sino también
sobre nuestra vida moral, sobre la clase de personas que nos hacemos al comportarnos de acuerdo
o en desacuerdo con ellos. No recuerdo quién lo decía, pero la expresión "si no actuamos de
acuerdo a cómo pensamos, terminaremos pensando como actuamos", es pertinente en este
sentido.
     4.4. Finalmente:
     Si la Ética trata de decirnos no solo cómo son, sino cómo deben ser las conductas, no puede
     ser una ciencia empírica.

     Las ciencias empíricas de la conducta, la psicología, por ejemplo, pueden decir cómo se
comporta una persona y hasta, quizás, por qué se comporta así, o cómo se comportan muchas
personas o grupos sociales. Pueden decirnos, incluso, cómo se valoran de hecho determinadas
conductas en nuestra sociedad o en otras; pueden, además, establecer correlaciones entre las
conductas o valoraciones que estudia con otros datos objetivos.
     Pero mientras se mantengan en el terreno de la ciencia empírica no pueden nunca llegar a
constatar que unas conductas merecen ser valoradas positivamente y otras negativamente, que
unas son buenas y que otras son malas.
     Para entender mejor esto, le propongo que comparemos las dos afirmaciones siguientes:
     1.    "80 por ciento de los contribuyentes venezolanos no considera malo evadir el pago de
           los impuestos".
     2.    "En Venezuela es lícito no pagar impuestos".
     Verdaderas o falsas, las dos afirmaciones se mueven en diferentes niveles. La primera
afirmación es sociológica; la segunda es ética. La constatación primera, por sí sola, no decide si la
segunda es verdad o no; la valoración segunda no decide nada acerca de la constatación primera.
     Un sociólogo, por ejemplo, que pague escrupulosamente sus impuestos, y otro que no tenga
el menor escrúpulo en evadirlos, sí son buenos sociólogos y emplean métodos equiparables
deberían llegar a resultados muy parecidos sobre el nivel de aceptación moral que tiene la evasión
délos impuestos en la población venezolana. Este dato, por sí mismo, no hace ni verdadera ni falsa
ninguna de las dos posturas éticas que mantienen. El sociólogo no puede afirmar científicamente



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                                                           Zapata, Roberto. (2000). Temas de ética, Material Instruccional de Apoyo. Caracas: UNA




que la evasión fiscal es lícita o ilícita, sino sólo que la población, o una parte de ella, la ve como
moralmente aceptable o rechazable. Quien estudia empíricamente las conductas y valoraciones
morales, las estudia, por decirlo de alguna manera, "desde fuera", como conductas y valoraciones
ajenas, tanto si las comparte como si no. Su relación con el objeto que estudia es ia de describirlo
con acierto y establecer correlaciones entre el fenómeno descrito y otros factores que lo explican o
son explicados por él.
        La Ética, en cambio, recoge las aportaciones de las ciencias empíricas, hechas "desde fuera",
objetivando las conductas y valoraciones humanas; pero, en definitiva, la Ética estudia la conducta
humana "desde dentro", es decir, desde el punto de vista del que tiene que actuar moralmente o del
que tiene que juzgar moralmente esa conducta. Si se piensa que en Venezuela es lícito evadir los
impuestos o engañar al fisco, uno no puede tener reparos de orden moral en hacerlo ni puede
reprobar a los que lo hacen. Si se piensa lo contrario, es moralmente inconsecuente hacerlo o
felicitar a quien lo hace.
      Al decir que el evadir los impuestos es ilícito o no lo es, estamos abandonando el campo de
las meras constataciones empíricas (descripción o señalamiento de un hecho) y se entra en el
terreno normativo de la Ética (prescripción, lo que deberíamos hacer o no hacer).
     Quien hace una u otra afirmación ética se compromete a ser juzgado por ella cuando su
conducta responda o no al criterio adoptado.
      4.5. Por eso, podemos decir, como conclusión, lo que enunciábamos al comienzo: la Ética
           es un saber teórico-préctico.
      Es un saber teórico, ya lo hemos dicho, acerca de la praxis humana.
       Ese saber teórico y, justamente por serlo, es como puede ser saber práctico. Esto es tanto
como decir que si yo admito que evadir los impuestos es algo ilícito, ese conocimiento me lleva a
actuar en la práctica, en consecuencia.
        Pero siempre es saber y no simple actuar. Los límites de su dimensión práctica coinciden con
los límites de su capacidad teórica de justificar racionalmente lo que dice. Cuando sobrepasa esos
límites, la Ética está diciendo más de lo que sabe, está abandonando el difícil campo de la pregunta
filosófica -¿por qué debemos?- y degenera en fácil predicación moral retórica, demagogia, etc.
        Desde sus mismos orígenes, entre los filósofos de la antigua Grecia, la Ética es un tipo de
saber normativo, es decir, un saber que pretende orientar las acciones de los seres humanos.
También la moral es un saber que ofrece orientaciones para la acción, pero mientras ésta última
propone acciones concretas en casos concretos, la Ética, como Filosofía moral, se remonta a la
reflexión sobre las distintas morales y sobre los distintos modos de justificar racionalmente la vida
moral, de modo que su manera de orientar la acción es indirecta; a lo sumo puede señalar qué
concepción moral es más razonable para que, a partir de ella, podamos orientar nuestros
comportamientos. Por consiguiente, la Filosofía moral o la Ética no tiene por qué tener una
incidencia inmediata en la vida cotidiana, dado que su objetivo último es el de esclarecer
reflexivamente el campo de lo moral. Pero este esclarecimiento sí puede servir de modo indirecto
como orientación moral para quienes pretendan obrar racionalmente en el conjunto de la vida




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                                                Zapata, Roberto. (2000). Temas de ética, Material Instruccional de Apoyo. Caracas: UNA




entera. Esto lo entiende ahora perfectamente, si recuerda lo que decíamos antes sobre las
diferencias entre ética y moral.
     Adela Cortina (en su libro Ética, Madrid, Akal, 1996, p.10) nos pone un ejemplo:
      "Supongamos que a usted se le pide que elabore un "juicio ético" sobre el problema del
desempleo, o sobre cualquier otro problema moral de los que están en discusión en nuestra
sociedad. Para empezar, usted tendría que estar claro que en realidad se le está pidiendo un juicio
moral, es decir, una opinión suficientemente meditada sobre la bondad o malicia, las implicaciones y
consecuencias, de un problema como el planteado, el desempleo. A continuación, deberá estar,
también, claro que un juicio moral se hace siempre a partir de o desde alguna concepción moral
determinada. Y una vez que hayamos determinado cuál de esas diferentes concepciones es la que
consideramos válida, podemos proceder a formular el juicio moral que nos pedían sobre el problema
del desempleo. Bueno es que recordemos que para hacer un juicio moral correcto, tanto sobre el
problema concreto del ejemplo como sobre alguno de los asuntos morales cotidianos, no se
necesita ser un experto en Filosofía moral. Basta con tener una cierta capacidad de razonamiento,
conocer los principios básicos de la doctrina moral que consideramos válida y estar bien informado
del asunto en cuestión Sin embargo, el juicio ético propiamente dicho sería el que nos condujo a
aceptar como válida aquella concepción moral que nos sirvió de referencia para nuestro juicio moral
anterior. Este juicio ético estará correctamente formulado si es la conclusión de una serie de
argumentos filosóficos, sólidamente construidos, que muestren buenas razones para preferir la
doctrina moral escogida. En general, es obvio que tal juicio ético está al alcance de los especialistas
en Filosofía moral, pero no es menos cierto que también puede manifestarse con cierto grado de
calidad entre las personas que tienen la rara afición de pensar y siempre que este esfuerzo de
pensar los problemas los lleve hasta el final, hasta las últimas consecuencias".
     4.6. A lo largo de las páginas anteriores hemos utilizado algunas palabras o expresiones
           que deseamos aclarar. Hemos hablado de descripción, prescripción y valoración.
           Podríamos decir que las distintas ciencias, al tratar su objeto de estudio, utilizan
           distintos lenguajes.
      La psicología, que tiene como objeto de su estudio la conducta humana, utiliza un lenguaje de
tipo descriptivo, llamado así porque se propone llevar a cabo una descripción de la naturaleza y
características del hombre y de su conducta.
       La ética, que como ya hemos visto tiene un objeto material coincidente con la psicología, pero
que se diferencia de ella en el objeto formal o enfoque desde el cual aborda la conducta, utiliza otro
tipo de lenguaje, el lenguaje valorativo, que es el que nos lleva a evaluar o valorar una conducta de
acuerdo con unos principios o criterios (valoración teórica). La aplicación de esos conocimientos
teóricos de la ética, la aplicación de los mismos, se hará en forma de normas o criterios, es decir,
utilizando el lenguaje prescriptivo, prescribiendo o recomendando algo, lo que es propio de la moral.
      Estas breves aclaraciones le servirán no solo para entender lo que acabamos de estudiar,
sino para comprender mejor lo que vamos a revisar en el punto siguiente.




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                                              Zapata, Roberto. (2000). Temas de ética, Material Instruccional de Apoyo. Caracas: UNA




      Pero antes de continuar, le propongo que nos detengamos un momento. Vamos a hacernos
algunas preguntas y a responderlas con ayuda de lo que acabamos de estudiar en este punto sobre
el saber ético y los otros saberes.

     Para ello lo ilustraremos con el siguiente cuadro, de manera que puedas hacerte
preguntas sobre lo leido y las respuestas sirvan de reflexión tomando en cuenta los
elementos que intervienen en el saber ético y los otros saberes.


                      Preguntas                                          Elementos de respuesta

                           1. ¿Qué es el objeto material y el objeto formal en una ciencia?

 a) El objeto material de una ciencia es aquello que se propone estudiar, "qué estudia". La conducta humana,
 por ejemplo, en lo que conocemos como las "ciencias del hombre" o "ciencias sociales".
 b) El objeto formal de una ciencia es la manera como enfoca el estudio, el aspecto específico bajo el cual
 aborda ese objeto: cómo lo estudia.


                             2. ¿Cuál es el objeto material y el objeto formal de la ética?

 a) El objeto material de la ética es aquello de que se ocupa: la conducta humana, lo que el hombre hace o
 deja de hacer para vivir bien.
 b) El objeto formal o enfoque de la ética es el cómo lo hace: aclarando en qué consiste la moral, por qué hemos
 de comportarnos moralmente y qué consecuencias podemos sacar de la respuesta a esta pregunta para
 la vida cotidiana. En otras palabras, cuál es la racionalidad de lo moral.


          3. ¿En qué se diferencia la ética de otras ciencias, en el objeto material o en el objeto formal?

 a) En el objeto formal. Muchas ciencias pueden tener el mismo objeto material, pueden estudiar lo mismo (el
 hombre, la conducta del hombre), pero la diferencia está en el objeto formal, en el modo como estudian eso, en
 el enfoque que le dan.
 4. ¿Cuál es el sentido del saber ético? ¿Saber por saber, por placer intelectual o es un saber para algo? ¿Saber para
                                                         qué?
 Aquí conviene que usted sepa dar razón de estas afirmaciones:
 a) la ética es un saber teórico y no simple practicismo moral;
 b) la ética trata de decirnos no sólo como son (descripción), sino cómo deben ser las conductas (valora y
 prescribe)
 c) la ética es un saber teórico-práctico: un saber normativo que pretende orientar las acciones de los seres
 humanos, justificar racionalmente la vida moral (teórico), qué es, moralmente hablando, lo más razonable
 hacer para que, a partir de ello, podamos orientar nuestros comportamientos (práctico).

                                                                                                                              5.1.




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                                              Zapata, Roberto. (2000). Temas de ética, Material Instruccional de Apoyo. Caracas: UNA




       Pero sigamos. Ya hemos clarificado qué tipo de saber es la ética. En este punto, es posible
que usted se haya preguntado: pero bueno, lo que hace la ética, ¿no lo hacen también otras
ciencias? Es cierto que la ética se diferencia de la psicología, de la sociología. Pero, lo que hace la
ética, ¿no lo hacen también, por ejemplo, el derecho o las religiones? ¿no nos dice el derecho o la
religión qué es bueno y qué no es, qué es más conveniente hacer para vivir mejor?

    Sus preguntas son totalmente válidas. Y, sin embargo, la ética y la moral no se identifican ni
con el derecho, ni con una doctrina religiosa. Tampoco con un modo determinado de
comportamiento social. Veamos.

5. ¿QUÉ VALORA LA MORAL? EL ÁMBITO MORAL Y OTROS ÁMBITOS
     Este es un punto que suelen tratar los diferentes autores y que, tangencialmente, también
nosotros lo hemos tocado en el punto anterior. Nos parece que detenernos en su explicación más
explícita, aunque sea resumida, puede ayudar a que usted entienda lo que es central en está
unidad, qué es la ética y la moral.
     Uno de los rasgos propios de lo moral que acabamos de señalar es lo que hemos llamado la
normatividad, es decir, el hecho de que todas las concepciones morales exponen ciertos preceptos,
normas y principios como obligatorios para todo el conjunto de sujetos morales. Esta dimensión
prescriptiva de la moralidad se corresponde con la intención orientadora que posee toda moral
concreta. El hecho de que la moral se manifieste, aunque no se agote en ello, como un código de
normas, como un conjunto de prescripciones, provoca en muchas personas una cierta confusión
entre las normas morales y otros tipos de normas (jurídicas, religiosas, sociales, etc.) que a menudo
presentan los mismos contenidos. Por eso creemos que no está demás hacer algunas
consideraciones sobre las diferencias y semejanzas que existen entre los distintos ámbitos
normativos.
      La moral, el derecho y la religión, tratan de dar orientaciones a las conductas y acciones de
las personas. Y porque ¡os tres coinciden en esto, existe en muchos la creencia de que se trata de
lo mismo o, incluso, se puede hasta pensar que basta con alguno de ellos para vivir y que los
restantes están de más. Y no es así. Por eso-, siguiendo a A. Cortina (El quehacer ético, Madrid,
Santillana,1996, pp. 30-37; Ética, op. cit., pp. 40-50), nos vamos a detener un poco en aclarar estos
aspectos.

5.1. Moral y derecho
       La palabra o el término "derecho" puede tener muchos significados, pero uno de ellos es el
que se refiere al derecho positivo, a ese código de normas destinadas a orientar las acciones de los
ciudadanos, que emana de las autoridades políticas y que cuenta con el respaldo coactivo de la
fuerza física del estado para hacerlas cumplir. Las normas del derecho positivo establecen el ámbito
de la legalidad, esto es, el marco de mandatos, prohibiciones y permisos que han de regir
obligatoriamente los actos de los ciudadanos en el territorio de un determinado Estado, so pena de
cargar con las consecuencias desagradables que el propio Estado tenga previsto imponer a los
infractores.




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                                             Zapata, Roberto. (2000). Temas de ética, Material Instruccional de Apoyo. Caracas: UNA




       Esta descripción del derecho positivo nos permite identificar algunas semejanzas entre las
normas jurídicas o legales y las normas morales. ¿Cuáles son esas semejanzas o coincidencias
entre las normas morales y las normas del derecho? Señalamos, al menos, 3:
      a)    El aspecto prescriptivo: en ambos casos se trata de enunciados que indican que ciertos
            actos son obligatorios para las personas.
      b)    Referencia a actos voluntarios, lo que implica libertad y su derivado, la responsabilidad
            e imputabilidad. Para ser responsable de algo, para que se me impute algo, yo necesito
            actuar con libertad. Ya veremos más adelante que la libertad es una condición para
            poder obrar moralmente.
      c)    En muchos casos el contenido de ambos tipos de prescripciones es el mismo
            (prohibición de matar, prohibición de robar, obligación de ayudar al prójimo que pide
            socorro, etc.), aunque esta coincidencia no sea total, pues existen contenidos morales
            que no forman parte del derecho positivo, así como existen o pueden existir contenidos
            jurídicos que no tienen carácter moral. En nuestros primeros materiales de ética
            (Profesión y acción profesional, UNA, 1984, pp.21-23) distinguíamos entre el nivel de lo
            "lícito" (nivel jurídico) y el nivel de lo "justo" (nivel ético). La misma A. Cortina nos insiste
            en esto, en un pequeño texto que le transcribimos y que nos introduce en la diferencia
            entre derecho y moral.


                   NO BASTAN LAS NORMAS JURÍDICAS PARA QUE UNA SOCIEDAD SEA JUSTA
           Para que una sociedad sea justa no bastan las leyes jurídicas, al menos por las siguientes razones:
           1. Las leyes jurídicas no siempre protegen suficientemente todos los derechos que son reconocidos
              por una moral cívica,
           2. A veces exigen comportamientos que no parecen justos a quienes se saben obligados por ellas.
           3. Las reformas legales son lentas y una sociedad no siempre puede esperar a que una forma de
              actuación esté recogida en una ley para considerarla correcta. Por eso, muchas veces la ética se
              anticipa al derecho.
           4. Por otra parte, este tipo de leyes no contempla ciertos casos particulares que, sin embargo,
              requieren consideración.
           5. El hecho de "juridificar" es propio de sociedades con escasa libertad. En las sociedades más
              libres las necesidades de regulación legal es menor, porque los ciudadanos actúan
              correctamente.
           6. Aunque parezca que las normas jurídicas que protegen derechos fundamentales garantizan esa
              protección en mayor medida que las normas morales, es decir, aunque parezca que son más
              eficaces, lo cierto es que su capacidad protectora es muy limitada. Las leyes pueden eludirse,
              manipularse y tergiversarse; sobre todo, por parte de los poderosos. Por eso creo que la única
              garantía de que los derechos se respeten consiste en que las personas están convencidas de
              que vale la pena hacerlo. Tomando el célebre slogan "una imagen vale más que mil palabras",
              podríamos decir que una convicción moral vale más que mil leyes.
           Por tanto, sin atender a la dimensión moral de las personas, es imposible que una sociedad sea justa.

                                       (A. Cortina, El quehacer ético, p. 37)

        A esto es posible añadir algunas diferencias notables entre ambos tipos de normas, las
jurídicas y las morales:



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                                              Zapata, Roberto. (2000). Temas de ética, Material Instruccional de Apoyo. Caracas: UNA




     a)    Las normas morales connotan un tipo de obligación interna ("desde dentro", decíamos
           antes), una auto-obligación que uno reconoce en conciencia, es decir, como contenido
           normativo que alguien se impone a sí mismo, con independencia de cual sea el origen,
           de hecho, de la norma. Las normas jurídicas, por el contrario, sólo pueden imponer un
           tipo de obligación "externa": no precisan que el sujeto las acepte para que su
           cumplimiento sea exigible, pues, en rigor, una norma jurídica, como ya lo dijimos, obliga
           a todo miembro de la sociedad en tanto que ciudadano que vive bajo la jurisdicción de
           un Estado, sometido al ordenamiento legal promulgado por las instituciones políticas de
           dicho Estado.
     b)    Las normas morales se presentan ante la propia conciencia (y esto lo entendemos
           mejor al revisar el capítulo siguiente) como "instancia última" de obligación. Esto
           significa que el sujeto considera a su propia conciencia como el tribunal último de
           apelación ante el cual se tiene que dar cuenta del cumplimiento o incumplimiento de la
           norma moral. La propia conciencia es, a la vez, quien promulga el mandato moral.
           Cosa que no sucede con tos mandatos legales: el ciudadano sabe que tales mandatos
           son promulgados por los organismos legislativos del Estado, que obligan a todos los
           miembros de una sociedad determinada.
     c)    Finalmente, las prescripciones morales tienen un carácter de universalidad que no
           poseen las jurídicas. En rigor, éstas últimas sólo exigen su cumplimiento al conjunto de
           ciudadanos a quienes afecta el ordenamiento jurídico de un Estado determinado,
           mientras que los preceptos morales contienen una pretensión de universalidad que se
           extiende a toda persona en cuanto tal.
      En conclusión, el derecho y la moral, a pesar de ser vecinos, no viven en la misma casa, no
son lo mismo. Una observación muy importante nos hace nuestra buena profesora Cortina:
podemos obedecer las normas jurídicas por razones estratégicas; para obedecer normas morales
no puede existir ninguna razón estratégica. Esto significa que usted y yo podemos cumplir una ley
jurídica inadecuada por estrategia, es decir, por miedo a la sanción, al castigo. Para sentirnos
moralmente obligados usted y yo necesitamos estar convencidos de que la norma es correcta:
nadie, salvo nosotros mismos, nuestra propia conciencia, nos va a sancionar si no la cumplimos.

5.2. Moral y religión
      Cualquier credo religioso implica una determinada concepción moral. Las religiones de gran
tradición histórica como el cristianismo, el Islam o el budismo, disponen de doctrinas morales muy
elaboradas, en las que se detallan fines, ideales, virtudes, normas... Por eso, el creyente de'una
determinada religión recibe como suya propia la concepción moral del grupo religioso al que
pertenece, asimilando al mismo tiempo un determinado código de normas que para él tendrá una
doble condición, de código religioso (prescripciones que proceden de la divinidad a través de la
revelación y de los que enseñan sus autoridades religiosas) y de código moral (prescripciones para
regirla acción que se puede considerar racionalmente exigible a toda persona en cuanto tal).
    Y es en este punto donde es importante captar la diferencia entre moral y religión, normas
morales y normas religiosas. Aunque muchos creyentes no sean conscientes de la doble dimensión




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                                           Zapata, Roberto. (2000). Temas de ética, Material Instruccional de Apoyo. Caracas: UNA




(religiosa y moral) que posee el código por el que rigen su conducta, de hecho hay una diferencia
entre la auto-obligación que corresponde a la aceptación de las reglas en tanto que religiosas y la
auto-obligación moral que se basa en la mera racionalidad de la prescripción , auto-obligación que
no desaparece aunque el creyente abandone la religión, puesto que las reglas que se pueden
considerar racionalmente exigibles no lo son por la creencia en una autoridad divina, sino por la
propia conciencia humana.

5.3. Moral y normas de trato social
       Las costumbres (en latín mores, antecedente, como vimos, del término "moral") son una parte
insoslayable de la identidad de un pueblo en cada momento de su historia, pero no todo lo que
pertenece a la costumbre tiene una relevancia moral en sentido estricto. Los usos y reglas que rigen
para sentarse a la mesa son un buen ejemplo. La observancia de tales reglas puede ser decisiva
para quien pretenda alcanzar algún grado de aceptación social, pero el quebrantamiento de alguna
de ellas no alcanza generalmente el rango de infracción moral, salvo que la intención y el contexto
indiquen otra cosa. Y lo mismo podría decirse con respecto a otras costumbres; vestir,
saludar,...son asuntos ajenos a toda concepción moral.
       Sin embargo, un buen número de contenidos morales ("no agredir al prójimo", "respetar los
bienes ajenos", etc.) suelen ser, al mismo tiempo, reglas de trato social, puesto que las normas
morales cumplen en todas las sociedades una determinada función de control social que permite
una convivencia más o menos pacífica y estable. Sin embargo, podemos detectar algunas
diferencias entre las normas morales y las normas meramente sociales.
       a)    Las normas meramente sociales presentan un tipo de obligatoriedad externa, bajo
             cierta coacción psicológica que todo grupo ejerce sobre sus miembros, y no constituyen
             la instancia última de referencia para el agente moral, mientras que las normas
             propiamente morales, como ya lo hemos insistido, nos obligan en conciencia
             (obligatoriedad interna) y funcionan como instancia última de juicio para la propia
             conducta.
       b)    No es idéntica la "autoridad" ante quien se responde en caso de infracción: en el caso
             de las normas morales es la propia conciencia el tribunal último que nos pide cuentas
             de nuestros actos, mientras que las infracciones a las reglas de trato social son
             juzgadas por la sociedad que circunda al infractor (compañeros, vecinos, parientes...).
       c)    Como consecuencia, tampoco es igual el tipo de sanción que de hecho se le impone al
             infractor de unas u otras normas: generalmente la sociedad circundante reacciona de
             un modo más virulento cuando se infringen normas morales que cuando se trata de
             normas de trato social, aunque de hecho a veces puede ocurrir que una multitud
             aplauda "la viveza" de un ladrón que huyó del país con un dinero de la empresa en la
             que trabajaba, mientras que, al mismo tiempo, se escandaliza del inusual horario de
             regreso a casa de sus vecinos.
       d)    Algo parecido podría decirse con respeto a muchas costumbres individuales. Es obvio
             que carece de relevancia moral el hecho de que alguien tenga por costumbre
             levantarse de la cama con el pie izquierdo, o con el derecho, o con ambos a la vez.
             Otra cuestión es que pueda darse alguna extraña circunstancia en la que el modo de
             levantarse de la cama pudiera desencadenar algún perjuicio para los demás o para uno



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                                                Zapata, Roberto. (2000). Temas de ética, Material Instruccional de Apoyo. Caracas: UNA




               mismo; en tal caso, este tipo de conducta puede acoger cierta carga moral que sólo el
               análisis detallado podría poner de manifiesto.
      Terminemos este punto con una observación y un resumen. La observación final después de
todo lo que hemos dicho en este punto sería una: las normas son imprescindibles para convivir, no
son sino expectativas de comportamiento generalizado en una sociedad. Las sociedades subsisten
porque en ellas se producen unas regularidades en los comportamientos que permiten a cada
persona esperar, en sentido amplío, cómo van a actuar aquellos con los que va a compartir el día.
Imagínese lo que sucedería si esas regularidades a las que llamamos normas no existieran.
       Lo que nos deja, como resumen, este punto es que hay normas de distinto tipo: morales,
jurídicas, religiosas, sociales. Además, nos hemos dado cuenta de que las diferencias que existen
entre un tipo de normas y los otros no es tanto de contenido, que en muchos casos es el mismo,
sino de forma.

Hagamos otra pausa y revisemos los últimos contenidos

     Le proponemos una actividad que le ayudará a establecer las diferencias entre los tipos de
normas analizados.

       Para cada tipo le proponemos 5 elementos formales de análisis:

1. Fuente de las normas o quién promulga la norma o el mandato y, en consecuencia, exige su
cumplimiento (de donde se sigue la coacción que acompaña a cualquier mandato).
2. Quiénes son los destinatarios.
3. Ante quién debe responder el que la quebrante o incumple.
4. Qué tipo de sanción recibe el infractor.
5. Caracteres de la obligación, de la exigencia (de dónde nace la exigencia y obligación).

   Tipo de Normas


1. Fuentes de las
normas o quien la
promulga.


2. Destinarios de las
normas.


3. Ante quien se
responde


4. Sancion


5. Caracteristica de la
obligación.



A diferencia de ejercicios anteriores, en los cuales he repasado con usted y le he dado las
respuestas o las pistas de respuesta, en esta ocasión le daremos 4 categorías de respuestas
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                                                Zapata, Roberto. (2000). Temas de ética, Material Instruccional de Apoyo. Caracas: UNA




para que usted las vaya ubicando en el tipo de norma adecuado. Estas categorías son:
a) Religiosas. b) Legales o Jurídicas. c) Sociales o de trato social. D) Morales.
     1.        Quién las promulga:
               a)    La fe de la persona en que determinadas enseñanzas son de origen divino
               b)    A partir de diversas fuentes, un código determinado de principios, normas y
                     valores, personalmente asumido
               c)    La sociedad misma a través de costumbres, tradiciones, hábitos heredados,
                     convencionalismos, moda, etc.
               d)    El poder legislativo legitimado para hacerlo (el Estado, gobernantes, jueces,
                     etc.).
     2.        Destinatarios:
               a)    Cada persona se considera a sí misma destinataria de las normas que reconoce
                     en conciencia
               b)    Todos los miembros de una sociedad determinada
               c)    Todos los que defina el sistema legal como ciudadanos o como sometidos a la
                     jurisdicción estatal
               d)    Los creyentes
     3.        Ante     quién se responde:
               a)        Ante la sociedad circundante (vecinos, compañeros, etc.)
               b)        Ante los tribunales, el Estado
               c)        Ante la divinidad correspondiente
               d)        Ante uno mismo, ante la propia conciencia personal
     4.        Sanción:
               a)    La establecida por las leyes
               b)    Rechazo social
               c)    Conciencia de pecado.
               d)    Remordimiento.
     5.        Características de la obligación:
               a)    Interna, en conciencia, no coactiva.
               b)    Externa, violentamente coactiva.
               c)    Extema, moderadamente coactiva
               d)    Interna, en conciencia, no coactiva.


Las respuestas serían:
1.        a. d.c. b.
2.        d.c. b. a.
3.        c. b. a. d.
4.        c. a. b. d.
5.        a. b. c. d.




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                                                    Zapata, Roberto. (2000). Temas de ética, Material Instruccional de Apoyo. Caracas: UNA




6. LA ETICA Y LA MORAL SE DICEN DE LAS PERSONAS
      Un aspecto más nos quedaría por desarrollar para completar esta Unidad que ha girado en
torno a la pregunta ¿qué es la ética?, hecha al comienzo, y a algunos de los aspectos más
importantes contenidos en las definiciones que nos ofrecieron varios autores. Aclaramos las
diferencias entre moral y ética; nos detuvimos a comprender qué tipo de saber es el saber ético;
también aclaramos qué valora la moral... Nos queda decir algo sobre la persona ya que la ética trata
de reflexionar sobre la dimensión moral de la persona humana, sobre un cierto tipo de acción
humana. Aunque en los temas siguientes, las palabras o conceptos como hombre, la persona
humana, saldrán muchas veces -hablaremos de la libertad de la persona, de la conciencia personal,
de los valores humanos, etc.-, no creemos necesario esperar más para decir algo.

      Vivimos en una sociedad rica y plural, conformada por personas muy diversas, con posiciones
y creencias diferentes, con metas muy distintas y con criterios morales de todo tipo. Pero hay un
valor, "originariamente moral y que fundamenta todo", que es aceptado por todas las éticas
occidentales: la persona.

     Etimología. La palabra "persona" traduce un termino latino igual ("persona') que, a su vez,
proviene de palabra griega (prósopon), palabra con la que los griegos designaban la máscara que
los actores usaban en el teatro para representar a sus personajes y para dirigir adecuadamente la
voz hacia los espectadores. Este significado no tiene casi nada que ver con el que nosotros le
damos hoy, a no ser que lo entendamos en el sentido de que todas las personas "representamos un
papel" (el carácter que nos vamos forjando) a lo largo de nuestra vida.

      Evolución del concepto. El concepto de persona tiene pocos rastros en la antigüedad
clásica y romana. En el sentido que hoy lo conocemos, debemos reconocer que ha sido la tradición
judeo-cristiana la que lo incorpora a nuestra cultura.

      En el judaismo, todos los seres humanos hemos sido creados a imagen y semejanza de Dios,
aunque es cierto que la palabra "persona" no es utilizada en esta tradición. Baste para reforzar esto
que acabamos de decir, un breve texto, del primer libro de la Biblia, el Génesis. En este libro, en el
capítulo 1, versículos 26-31, leemos: dice:

            Y dijo Dios:
            - Hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza; que él domine los peces
            del mar, las aves del cielo, los animales domésticos y todos los reptiles.
            Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó, varón y hembra
            los creó.
            Y los bendijo Dios y les dijo:
            - Crezcan y multipliqúense; llenen la tierra; dominen los peces del mar, las aves
            del cielo y todos los reptiles que se arrastran sobre la tierra (...)
            Y vio Dios que todo lo que había hecho era muy bueno. ________________




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                                                         Zapata, Roberto. (2000). Temas de ética, Material Instruccional de Apoyo. Caracas: UNA




      Va a ser el cristianismo el que va a tener una gran influencia a la hora de introducir el
concepto de persona en nuestra cultura. El cristianismo afirmará que todos los seres humanos
somos personas, pues hemos sido creados a imagen y semejanza de Dios. Y al decirnos quién es
Dios nos revelará un Dios trino, es decir, Dios es tres personas: Padre, Hijo y Espíritu Santo.
Además, como Dios es Padre, todos los hombres somos hermanos.
       Abundantes textos podríamos traer para confirmar esto que acabamos de decir. En la Biblia,
en el Nuevo Testamento, hay expresiones muy claras en este sentido. San Pablo se encargó de
expresar esta verdad de manera insistente. En sus cartas (epístolas) a las distintas comunidades
que él había visitado, lo repite de forma insistente en el siguiente texto bíblico:


             “Ya no es posible hablar de judíos y de griegos, de esclavos y libres, de varón y
             hembra, pues todos ustedes son lo mismo, uno, mediante el Mesías Jesús”
             (Gálatas, 3, 28)
             “Dejen de mentirse unos a otros, pues ya se despojaron del hombre que eran
             antes, de su manera de obrar, y se vistieron de ese hombre nuevo que por el
             conocimiento se va renovando a imagen de su Creador. Aquí ya no hay más
             griego ni judío, circunciso o incircunciso, extranjero, bárbaro, esclavo ni libre”
             (Colosenses, 3, 9-11).



      Suele decirse que la primera definición de persona la dio Boecio, en el siglo V. Una definición
que va a mantenerse, con ligeras variaciones formales, hasta la ilustración. Boecio definió la
persona como "sustancia individual de naturaleza racional".
        Pero va a ser el filósofo alemán, /. Kant, quien va a poner a la persona en el centro de su
filosofía moral. En sus escritos hay una serie de afirmaciones importantísimas, como las que a
continuación se citan:
     ‘1.   La persona es fin en sí misma.
             “En toda la creación puede haber todo lo que se quiera y sobre lo que se
             tenga algún poder, ser también empleado sólo como medio; únicamente
             el hombre, y con él toda criatura racional, es fin en sí mismo. El es,
             efectivamente, el sujeto de la ley moral, que es santa, gracias a la
             autonomía de su libertad”.

                                                         - I. Kant, Crítica de la razón práctica


       2. Y es un fin en sí misma, dado que es un ser autónomo (es decir, capaz de darse a sí
mismo normas morales). Por esa razón, de ninguna otra parte que no sea su pecho libre acepta
Kant que salga el comportamiento humano. De ahí que esta idea de lo personal genere en él tanto
respeto y admiración. Precisamente por esto, porque las personas somos autónomas, fines en
nosotras mismas, dignas de respeto, es posible que la razón (de nuevo la razón, lo razonable, lo
inteligente... que veíamos en las definiciones de ética) halle en la ética un imperativo moral
incondicionado, es decir, un algo que ha de ser cumplido por todos y siempre, si lo que queremos es




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                                               Zapata, Roberto. (2000). Temas de ética, Material Instruccional de Apoyo. Caracas: UNA




que nuestra conducta sea moral. De diversas formas y en diferentes lugares, insistirá en esto que
acabamos de decir.

    A Kant le fascina esa autonomía que no es otra cosa que esa libertad racional bajo leyes
morales capaz de darse a sí misma su propio comportamiento moral. Por eso escribe:

           “Dos cosas llenan el ánimo de admiración y respeto, siempre nuevos y crecientes,
           cuanto con más frecuencia y aplicación se ocupa de ellas la reflexión: el cielo
           estrellado sobre mí, y la ley moral en mí”.
                                                         I. Kant, Crítica de la razón práctica


     Aspectos todos, que los podemos encontrar casi resumidos en otro texto de sus escritos:

           “Los seres racionales llámanse personas porque su naturaleza los distingue ya
           como fines en sí mismos, esto es, como algo que no puede ser usado
           simplemente como medio, y, por tanto, limita en ese sentido todo capricho. Estos
           no son, pues, meros fines subjetivos, cuya existencia como efecto de nuestra
           acción, tiene un valor para nosotros, sino que son fines objetivos, es decir, cosas
           cuya existencia es en sí misma un fin, y un fin tal que en su lugar no puede
           ponerse ningún otro fin para el cual debieran ellos servir de medios, porque sin
           esto no hubiera posibilidad de hallar en parte alguna nada con valor absoluto.
           Porque si todo valor fuere condicionado y, por tanto, contingente, no podría
           encontrarse para la razón ningún principio práctico supremo”.
                                                     I. Kant, La metafísica de las costumbres

       De ahí que lo propio de todo fin en sí, de toda persona, sea respetar a los demás fines en sí.
Esta ¡dea la completará con una de sus expresiones más elocuentes: Las personas no tienen
precio, sino dignidad. Las personas son dignas de respeto. Así nos lo expresa claramente en este otro
texto:

           "En el reino de ios fines todo tiene un precio o una dignidad. Aquello que tiene
           precio puede ser sustituido por algo equivalente; en cambio, lo que se halla por
           encima de todo precio y, por tanto, no admite nada equivalente, eso tiene
           dignidad.
           Lo que se refiere a las inclinaciones y necesidades del hombre tiene un precio
           comercial; lo que, sin suponer una necesidad, se conforma a cierto gusto, es
           decir, a una satisfacción producida por el simple juego, sin fin alguno de nuestras
           facultades, tiene un precio de afecto; pero aquello que constituye la condición
           para que algo sea fin en sí mismo, eso no tiene meramente valor relativo o
           precio, sino un valor interno, esto es, dignidad. La moralidad es la condición bajo
           la cual un ser racional puede ser fin en sí mismo, porque sólo por ella es posible
           ser miembro legislador en el reino de los fines, Así pues, la moralidad y la
           humanidad, en cuanto que ésta es capaz de moralidad, es lo único que posee
           dignidad".
                                  I. Kant, Fundamentación de la metafísica de las costumbres




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      Idea en la que insistirá:

             “El deber de amar al prójimo puede expresarse también del siguiente modo: es el
             deber de convertir en míos los fines de otros (solamente en la medida en que no
             sean inmorales); el deber de respetar a mi prójimo está contenido en la máxima
             de no degradar a ningún otro hombre convirtiéndolo únicamente en medio para
             mis fines (no exigir que el otro deba rebajarse a sí mismo para entregarse a mi
             fin)
             Obra de tal modo que trates a la humanidad, tanto en tu persona como en la
             persona de cualquier otro, siempre como un fin al mismo tiempo y nunca
             solamente como un medio”.
                                                    I. Kant, La metafísica de las cotumbres


       Finalmente, otro autor, Emmanuel Mounier, padre de la corriente conocida como
personalismo, insistirá en lo mismo, aunque de otro modo. Él no nos define qué es la persona,
porque sólo se definen los objetos exteriores; el ser personal no puede ser definido por nada; al
contrario, es él quien define o delimita a todo lo que no es persona. Dicho de otro modo, la persona
no es un objeto, ella es lo que no puede ser tratado como objeto. No es que existan las piedras, los
árboles y los animales, y junto a ellos las personas que fueran árboles móviles o animales más
astutos. No. La persona no es un objeto mundano, ni siquiera el más maravilloso de los objetos
mundanos.

             “Una persona es un ser espiritual constituido como tal por una manera de
             subsistencia y de independencia en su ser; conserva esa subsistencia por la
             adhesión a una jerarquía de valores libremente aceptados, asimilados y vividos
             por un compromiso responsable y una constante conversión; unifica así toda su
             actividad en la libertad, y desarrolla además a impulso de actos creadores su
             vocación personal”.
             “La aventura de la persona es una aventura continua desde el nacimiento hasta la
             muerte. Así pues, la consagración a la persona, el amor, la amistad, sólo son
             perfectos en la continuidad. Éste no es un despliegue, una repetición uniforme
             como los de la materia o de la generalidad lógica, sino un continuo resurgir. La
             fidelidad personal es una fidelidad creadora.
             “El acto de amor es la certidumbre más fuerte del hombre, el cogito existencial
             irrefutable: "Amo, luego el ser es y la vida vale (la pena de ser vivida)"
                                                                   E. Mounier, El personalismo


       Irreductible, pues, a las cosas, la persona es fin en si misma. Ese fin en sí mismo tiene, pues,
valor y no precio, no habiendo dinero ni cosa alguna que sirva para comprarle; ni comprable ni
vendible, la persona es la medida de todo lo que se compra y se vende, alguien, en suma.
Absolutamente digno y no mediatizado por nada.




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     Algunos de estos aspectos los volveremos a retomar en el tema siguiente.
     No queremos que pase a la siguiente Unidad sin pararse un poco a pensar y reflexionar sobre
este punto: sobre la persona, sujeto de la ética. Le propongo que, con ayuda del texto anterior,
trate de responder las siguientes preguntas:
1. Tanto en la tradición judeo-cristiana como en el pensamiento de Kant y de Mounier las
    personas son valiosas absolutamente: ¿encuentra alguna diferencia entre estas posiciones?
    ¿Cuál?




2. En nuestro lenguaje ordinario, común, escuchamos con frecuencia expresiones como:
     a)   Es digno de elogio
     b)   No se digna dirigirle la palabra
     c)   Se quedó indignado ante tal respuesta
     Tener dignidad, o ser digno, expresan en este caso (complete la respuesta):




3. Por el contrario, también solemos decir:
     a)    No importa, está barato, compraré dos
     b)    ¿Cuánto vale ya el dólar?
     c)    El Magallanes ha pagado 30 millones por el pelotero X
     En estos casos, el valor equivale a _________________

4. ¿Qué significa lo expresado por Kant cuando dice que las personas no tienen precio, sino que
las personas tienen dignidad?_____________________________________________



5,   Le propongo una actividad: observe algunos programas de televisión (películas, telenovelas,
     noticieros, etc.) e identifique aquellos hechos (noticias, escenas, argumentos...) que
     considere atentan contra la dignidad del hombre.
6,   El 10 de diciembre de 1948, la ONU aprobó una declaración importante, porque fue el primer
     documento internacional y oficial que proclamaba los derechos políticos y jurídicos de todos
     los hombres, mujeres y niños al margen de su nacionalidad, religión, situación económica,
     costumbres sociales o identidad étnica. Una conquista de civilización y cultura de la que nos



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                                          Zapata, Roberto. (2000). Temas de ética, Material Instruccional de Apoyo. Caracas: UNA




   sentimos orgullosos. Los derechos humanos son un conjunto de facultades e instituciones
   que, en cada momento histórico, concretan las exigencias de la dignidad de las personas. A
   continuación le transcribimos el texto de aquella declaración. Una declaración que siendo
   utópica es, igualmente, vigente, necesaria. Reflexione sobre el siguiente texto.



                        LA DECLARACIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS
Considerando que la libertad, la justicia y la paz en el mundo tienen por base el reconocimiento de la
dignidad intrínseca y de los derechos iguales e inalienables de todos los miembros de la familia
humana;

Considerando que el desconocimiento y el menosprecio de los derechos humanos han originado actos
de barbarie ultrajantes para la conciencia de la humanidad, y que se ha proclamado, como la aspiración
más elevada del hombre, el advenimiento de un mundo en que los seres humanos, liberados del temor
y de la miseria, disfruten de la libertad de palabra y de la libertad de creencias;

Considerando esencial que los derechos humanos sean protegidos por un régimen de derecho, a fin de
que el hombre no se vea compelido al supremo recurso de la rebelión contra la tiranía y la opresión;

Considerando también esencial promover el desarrollo de las relaciones amistosas entre las naciones;

Considerando que los pueblos de las Naciones Unidas han reafirmado en la Carta su fe en los
derechos fundamentales del hombre, en la dignidad y valor de la persona humana y en la igualdad de
derechos de hombres y mujeres, y se han declarado resueltos a promover el progreso social y a elevar
el nivel de vida dentro de un concepto más amplio de la libertad;

Considerando que los Estados miembros se han comprometido a asegurar, en cooperación con la
Organización de las Naciones Unidas, el respeto universal y efectivo a los derechos y libertades
fundamentales del hombre, y Considerando que una concepción común de estos derechos y libertades
es de la mayor importancia para el pleno cumplimiento de dicho compromiso,

La asamblea general proclama la presente Declaración Universal de los Derechos Humanos como
ideal común por el que todos los pueblos y naciones deben esforzarse, a fin de que tanto los individuos
como las instituciones, inspirándose constantemente en ella, promuevan, mediante la enseñanza y la
educación, el respeto a estos derechos y libertades, y aseguren, por medidas progresivas de carácter
nacional e internacional, su reconocimiento y aplicación universales y efectivos, tanto entre los pueblos
de los Estados miembros como entre los territorios colocados bajo su jurisdicción.

Artículo 1
Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos, y dotados como están de
razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los otros.




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Artículo 2
1. Toda persona tiene todos los derechos y libertades proclamados en esta Declaración, sin distinción
de raza, color, sexo, idioma, religión, opinión política o de cualquier otra índole, origen nacional o
social, posición económica, nacimiento o cualquier otra condición.
2. Además, no se hará distinción alguna fundada en la condición política, jurídica o internacional del
país o territorio de cuya jurisdicción dependa una persona, tanto si se trata de un país independiente
como de un territorio bajo administración fiduciaria, no autónomo o sometido a cualquier otra condición
de soberanía.
Artículo 3
Todo individuo tiene derecho a la vida, a la libertad y a la seguridad de su persona.
Artículo 4
Nadie deberá ser sometido a esclavitud ni a servidumbre; la esclavitud y la trata de esclavos están
prohibidas en todas sus formas.
Artículo 5
Nadie será sometido a torturas ni a penas o tratos crueles, inhumanos o degradantes.
Artículo 6
Todo ser humano tiene derecho, en todas partes, al reconocimiento de su personalidad jurídica.
Artículo 7
Todos son iguales ante la ley y tienen, sin distinción, derecho a igual protección de la ley. Todos
tienen derecho a igual protección contra toda discriminación que infrinja esta Declaración y contra
toda provocación a tal discriminación.
Artículo 8
Toda persona tiene derecho a un recurso efectivo, ante los tribunales nacionales competentes, que la
ampare contra actos que violen sus derechos fundamentales reconocidos por la Constitución o por la
ley.
Artículo 9
Nadie podrá ser arbitrariamente detenido, ni preso, ni desterrado.
Articulólo
Toda persona tiene derecho, en condiciones de plena igualdad, a ser oída públicamente y con justicia
por un tribunal independiente e imparcial, para la determinación de sus derechos y obligaciones o
para el examen de cualquier acusación contra ella en materia penal.
Artículo 11
1. Toda persona acusada de delito tiene derecho a que se presuma su inocencia mientras no se
pruebe su culpabilidad, conforme a la ley y en juicio público en el que le hayan asegurado todas las
garantías necesarias para su defensa.
2. Nadie será condenado por actos u omisiones que en el momento de cometerse no fueran delictivos
según el derecho nacional e internacional. Tampoco se impondrá pena más grave que la aplicable en
el momento de la comisión del delito.




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Artículo 12
Nadie será objeto de injerencias arbitrarias en su vida privada, su familia, su domicilio o su
correspondencia, ni de ataques a su honra o a su reputación. Toda persona tiene derecho a la
protección de la ley contra tales injerencias o ataques.

Artículo 13
1. Toda persona tiene derecho a circular libremente y a elegir su residencia en el territorio de un
Estado
2. Toda persona tiene derecho a salir de cualquier país, incluso del propio, y a regresar a su país.

Artículo 14
1. En caso de persecución, toda persona tiene derecho a buscar asilo, y a disfrutar de él, en cualquier
país.
2. Este derecho no podrá ser invocado contra una acción judicial realmente originada por delitos
comunes o por actos opuestos a los propósitos y principios de las Naciones Unidas.

Artículo 15
1. Toda persona tiene derecho a una nacionalidad.
2. A nadie se privará arbitrariamente de su nacionalidad ni del derecho a cambiar de nacionalidad.

Artículo 16
1. Los hombres y las mujeres, a partir de la edad nubil, tiene derecho, sin restricción alguna por
razones de raza, nacionalidad o religión, a casarse y fundar una familia y disfrutarán de iguales
derechos en cuanto al matrimonio, durante el matrimonio y en caso de disolución del matrimonio.
2. Sólo mediante libre y pleno consentimiento de los futuros esposos podrá contraerse el matrimonio.
3. La familia es el elemento natural y fundamental de la sociedad y tiene derecho a la protección de la
sociedad y del Estado.

Artículo 17
1. Toda persona tiene derecho a la propiedad privada, individual y colectivamente.
2. Nadie será privado arbitrariamente de su propiedad.

Artículo 18
Toda persona tiene derecho a la libertad de pensamiento, de conciencia y de religión; este derecho
incluye la libertad de cambiar de religión o de creencia, así como la libertad de manifestar su religión
o su creencia, individual o colectivamente, tanto en público como en privado, por la enseñanza, la
práctica, el culto y la observancia.

Artículo 19
Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y de expresión; este derecho incluye el de no ser
molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y recibir informaciones y opiniones, y el de
difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión.

Artículo 20
1. Toda persona tiene derecho a la libertad de reunión y de asociación pacífica.
2. Nadie podrá ser obligado a pertenecer a una asociación.




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Artículo 21
1. Toda persona tiene derecho a participar en el gobierno de su país directamente o por medio de
representantes libremente escogidos.
2. Toda persona tiene el derecho de acceso, en condiciones de igualdad, a las funciones públicas de
su país.
3. La voluntad del pueblo es la base de la autoridad del poder público; esta voluntad se expresará
mediante elecciones auténticas que habrán de celebrarse periódicamente, por sufragio universal e
igual y por voto secreto u otro procedimiento equivalente que garantice la libertad del voto.

Artículo 22
Toda persona, como miembro de la sociedad, tiene derecho a la Seguridad Social, y a obtener,
mediante el esfuerzo nacional y la cooperación internacional, habida cuenta de la organización y los
recursos de cada Estado, la satisfacción de los derechos económicos, sociales y culturales
indispensables a su dignidad y al libre desarrollo de su personalidad.

Artículo 23
1, Toda persona tiene derecho al trabajo, a la libre elección de su trabajo, a condiciones equitativas y
satisfactorias de trabajo y a la protección contra el desempleo.
2, Toda persona tiene derecho, sin discriminación alguna, a igual salario por trabajo igual.
3. Toda persona que trabaja tiene derecho a una remuneración equitativa y satisfactoria, que le
asegure, así como a su familia, una existencia conforme a la dignidad humana, y que será
completada, en caso necesario, por cualquier a otros medios de protección social.
4. Toda persona tiene derecho a fundar sindicatos y a sindicarse para la defensa de sus intereses.

Artículo 24
Toda persona tiene derecho al descanso, al disfrute dei tiempo libre, a una limitación razonable de la
duración del trabajo y a vacaciones periódicas pagadas.

Artículo 25
1. Toda persona tiene derecho a un nivel de vida adecuado que le asegure, así como a su familia, la
salud y el bienestar, y en especial la alimentación, el vestido, la vivienda, la asistencia médica y los
servicios sociales necesarios: tiene asimismo derecho a los seguros en caso de desempleo,
enfermedad, invalidez, viudez, vejez u otros casos de pérdida de sus medios de subsistencia por
circunstancias independientes de su voluntad.
2, La maternidad y la infancia tienen derecho a cuidados y asistencia especiales. Todos los niños,
nacidos de matrimonio o fuera de matrimonio, tienen derecho a igual protección social.

Artículo 26
1. Toda persona tiene derecho a la educación. La educación debe ser gratuita, al menos en lo
concerniente a la instrucción elemental y fundamental. La instrucción elemental será obligatoria. La
instrucción técnica y profesional habrá de ser generalizada; el acceso a los estudios superiores será
igual para todos, en función de los méritos respectivos.
2. La educación tendrá por objeto el pleno desarrollo de la personalidad humana y el fortalecimiento
del respecto a los derechos humanos y a las libertades fundamentales; favorecerá la comprensión y
la amistad entre todas las naciones y todos los grupos étnicos y religiosos, y promoverá el desarrollo
de las actividades de la Naciones Unidas para el mantenimiento de la paz.




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                                               Zapata, Roberto. (2000). Temas de ética, Material Instruccional de Apoyo. Caracas: UNA




   3. Los padres tendrán derecho preferente a escoger el tipo de educación que habrá de darse a sus
   hijos.

   Artículo 27
   1. Toda persona tiene derecho a tomar parte libremente en la vida cultural de la comunidad, a gozar
   de las artes y a participar en el progreso científico y en los beneficios que de él resulten.
   2. Toda persona tiene derecho a la protección de los intereses morales y materiales que le
   correspondan por razón de las producciones científicas, literarias o artísticas de que sea autora.

   Artículo 28
   Toda persona tiene derecho a que se establezca un orden social e internacional en el que los
   derechos y libertades proclamados en esta Declaración se hagan plenamente efectivos.

   Artículo 29
   1. Toda persona tiene deberes respecto a la comunidad, puesto que sólo en ella puede desarrollar
   libre y plenamente su personalidad.
   2. En el ejercicio de sus derechos y en el disfrute de sus libertades, toda persona estará solamente
   sujeta a las limitaciones establecidas por la ley con el único fin de asegurar el reconocimiento y el
   respeto de los derechos y libertades de los demás, y. de satisfacer las justas exigencias de la moral,
   del orden público y del bienestar general en una sociedad democrática.
   3. Estos derechos y libertades no podrán, en ningún caso, ser ejercidos en posesión a los propósitos
   y principios de las Naciones Unidas.

   Artículo 30
   Nada en la presente Declaración podrá interpretarse en el sentido de que confiere derecho alguno al
   Estado, a un grupo o a una persona para emprender y desarrollar actividades o realizar actos
   tendentes a la supresión de cualquiera de los derechos y libertades proclamados en esta
   Declaración.


       Como actividad le propongo que tras su lectura, solo o en grupo, intente descubrir cuáleL son
los derechos menos respetados en nuestro país.

7. El Artículo 3 de la Declaración Universal dice: "Todo individuo tiene derecho a la vida, a la
      libertad y a la seguridad de su persona". Analice este texto, respondiendo a la pregunta: ¿En
      que cosas concretas de su vida cotidiana (amigos, familia, universidad) cree que se atenta
      contra este artículo?




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                                                 Zapata, Roberto. (2000). Temas de ética, Material Instruccional de Apoyo. Caracas: UNA




LECTURAS RECOMENDADAS

     Señalamos a continuación una serie de textos, libros de ética o sobre el tema de la ética.
Todos ellos tocan aspectos que exceden el contenido de este primer capítulo. Podrán servirle para
algunos de los temas que vienen después.


1. ARANGUREN, J. L. Ética Alianza Madrid. 1981. Un texto recomendable, aunque de lectura
    nada fácil para no iniciados.

2. BILBENY, N. Aproximación a la ética. Ariel, Barcelona, 1992.

3. CORTINA, A. El quehacer ético, Santularia, Madrid, 1996, Su lectura complementará la visión
    general que hemos tratado de ofrecer en la unidad. Libro breve, fácil.

4. CORTINA, A. Ética. Akal, Madrid, 1996. Un libro que entraría dentro de lo que conocemos
    como libro de texto de ética. Buena referencia. En nuestra unidad, hemos tomado algunos de
    los aspectos tratados por ella en los cap. 1, "El ámbito de la filosofía práctica", y 2, "¿En qué
    consiste la moral"?, pp. 9-50.

5. ETXEBERRÍA, X. Ética básica. Universidad de Deusto. Bilbao, 1998. Presenta síntesis apretadas
    de los contenidos básicos de la ética, y textos de filósofos y ejercicios básicos.

6. HORTAL, A. Ética. I. Los autores y sus circunstancias. Universidad de Comillas. Madrid, 1994. Se
    lo recomiendo mucho.

7. RODRÍGUEZ V. Lozano et. Al., Ética. Addison Wesley Longman, México, 1998. Texto bastante
    elemental, pero con muchos ejemplos.

8. SAVATER, F. Ética para Amador. Ariel, Barcelona, 7a. Ed., 1994. Recomendado desde la primera
    página de este curso.




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Zapata, Roberto. (2000). Temas de ética, Material Instruccional de Apoyo. Caracas: UNA

DISEÑO DE SISTEMAS COMO UN PROCESO REFLEXIVO

  INTRODUCCIÓN   En Octubre de 1.981 se desarrolló un estudio piloto de diseño curricular en la Escuela de Medicina en ...